Capítulo 16

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LEA.


–¿Qué tal este?

–No, está muy suelto de arriba

–Tía llevamos más de dos horas viendo todos los vestidos y ninguno te gusta, ¿acaso no puedes elegir uno?

–Hija tienes que lucirte, me imagino que estarán todas las mejores familias de la ciudad

–¡Tía! – dije con frustración y me tumbe en mi cama – ya estoy cansada

–Ya se, ¿qué hay del vestido negro que compramos en el viaje a Italia?

–No lo sé... creo se perdió, hace meses que no lo veo por aquí

–Métete a bañar, anda vamos que tienes menos de dos horas

Me metí al baño y escuché los gritos de Marie pidiendo a todo el servicio que buscaran el vestido por toda la casa... me di una ducha rápida para después comenzar a secarme el cabello y a maquillarme

–¡Lo encontré! – entró como loca a mi habitación

–¿Lo encontraste? – entro con una sonrisa victoriosa – ¿tú?

–Como sea, lo importante es que esta aquí – lo saco de una bolsa – anda póntelo que Alexander llegara en unos minutos

Deslice el vestido por mi cuerpo y por fortuna aún me cerraba

–Te queda bellísimo Lea esta preciosa hija – suspiro – no puedo esperar para verte vestida de novia – una lágrima amenazaba con rodar por su mejilla

–Marie.... – dije un poco cansada de tanta insistencia con el mismo tema

–Ya sé lo que me vas a decir, que me grabe que esto es solo una mentira y que...

–¿Qué es una mentira? – pregunto mi papá llegando a mi habitación, mi tía y yo no sabíamos que decir

–Le digo a Lea que se ve preciosa, pero ella dice que es mentira – reacciono rápidamente

–Claro que no hija, tú eres preciosa... te pareces tanto a tu madre –dijo con tono melancólico – bueno yo solo venía a informarte que Alexander ya está abajo esperándote

–Gracias papá, dile a Alexander que en un momento estoy con él – papá asintió y se fue, mi tía me dio los últimos toques que a mi parecer estaban ya de más. Me miré al espejo una vez más antes de salir, bajé las escaleras dirigiéndome a la sala donde ya estaban mi tía, papá y Alexander.

Alexander vestía un traje color negro con camisa blanca y corbata negra, tenía barba de días que le sentaba muy bien, su cabello bien peinado, simplemente lucia increíblemente bien era algo que no podía negar, la belleza masculina que poseía era impresionante. Ahora entendía muchísimo más el porqué de todas las mujeres a su alrededor. Él me sonrió y observó de pies a cabeza

–¿Nos vamos?

–Claro, nos vemos más tarde familia – me despedí

–Hasta luego – Alexander me guío a la entrada y nos acercamos a su auto, me abrió la puerta para que pudiera subir, pero antes de hacerlo me detuvo y se acercó a mi

–Luces hermosa y este vestido – admiró todo mi cuerpo – te sienta muy bien

–Gracias, tú no te ves nada mal – le seguí en juego – anda vámonos ya que vamos a llegar tarde – subimos al auto y partimos a casa de los Matthews

El camino duro aproximadamente veinticinco minutos, al llegar pude observar una inmensa casa, muy típica de las familias adineradas, era muy hermosa con un estilo clásico, pero a la vez moderno. Había demasiada gente, cuando Alexander me contó sobre la fiesta que se iba a celebrar creí que solo sería una pequeña reunión, pero no era así.

En Sus Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora