Capítulo 34

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–¿Qué fue eso? – pregunto Arthur, cuando volví a tomar el celular

–Problemas maritales, ya sabes

–¿Es un problema que tu esposo te diga que piensa en ti?, eso significa que se esta enamorado de ti

Solté una carcajada – Créeme que no se refería a ese tipo de sentimiento, te contare en otro momento, ahora ¿qué es esto tan urgente que quieres decirme?

–Robert, se niega a firmar

–¿Por qué?, le ofrecemos más que la competencia

–Tal parece que alguien a podido mejorar nuestra oferta, el problema es que se va mañana de la ciudad

–¿Mañana?, no se supone que se iría en dos días

–Mañana – volvió a repetir

–¡Mierda!, ¿en qué hotel se está quedando? – me dijo el nombre del hotel – perfecto, sabes a que lugar va a cenar

–Me parece que en el mismo hotel, primero baja al bar y después se va a el restaurante

–¿A qué hora?

–No lo se, pero dame unos minutos y te investigo

–Espero tu llamada

Colgué, no puedo dejar que se vaya sin firmas con nosotros, hasta ahora todos los tratos han sido con Arthur y Max

'Si de algo sirve, estuviste en mi mente en todo momento"

Esas palabras siguen dando vueltas en mi mente, ¿qué le pasa?, si cree que diciéndome eso se me va a olvidar todo, esta mal, y no son celos, lo único que me molesta es que sea con ella, ahora este idiota le dio más motivos para burlarse de mi

Si yo quisiera tendría a Alexander en mi cama desde que nos casamos, que ganas no me faltan, es demasiado atractivo, parece haber sido esculpido por los mismísimos dioses, pero mi maldito orgullo no me lo permite, hay tantas veces que creo poder estar bien con él, pero después llega a mi memoria el como me trato y obligo a casarme con él y eso me enfurece, es por eso que siempre termino peleando con él

El timbrado del celular me hizo regresar

–¿Si? – conteste inmediatamente

–Baja al bar a las ocho y de ahí se va al restaurante

–Perfecto

–¿Qué es lo que vas a hacer?

–Tranquilo, te aseguro que Robert firma esta noche

–Voy a ir contigo

–No te preocupes, sabes que me puedo cuidar sola, no es la primera vez que hacemos esto, tú tranquilo

–Cualquier cosa, no dudes en llamar

–Lo tendre en cuenta, adiós

Eran las dos de la tarde, tenía el tiempo suficiente para arreglarme y estudiar a fondo la propuesta y en dado caso mejorarla, busque mi bolso pero no estaba ahí, recordé que anoche lo dejé en la sala, así que tendría que bajar por el

Al llegar a la sala vía Alexander sentado en el sofá con las manos en la cabeza, como si supiera que estaba ahí levanto la vista

–Creí que ya no vendrías, ¿nos vamos ya?

–Si, sobre eso, escucha yo..., salió una emergencia y tengo que atenderla

–Si es por lo que paso, te juro que no volv...

En Sus Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora