Capítulo 31

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LEA.



Después de unos treinta minutos llegué a mi oficina, por fin tendría un día productivo, tendría que ponerme al día con todo

Salude a todos los empleados, se sentía bien volver, era lo que necesitaba, Crystal se alegró de verme

–Señorita Cooper, ¡oh! perdón Señora Matthews, que gusto verla, la luna de miel le sentó bien

¿Qué?, no, la felicidad que traía no era por eso, es por que por fin había salido de esas cuatro paredes de la que ahora era mi casa

–También me alegro de verte Crystal, supongo que tengo muchos pendientes

–Me temo que si, Max y el señor Jones han estado trabajando en el tiempo en el que usted no estuvo

–¿Dónde están?

–Salieron a un desayuno con unos posibles inversionistas

–Bien, en cuanto lleguen hazles saber que estoy de regreso

–Así será

Entre a mi oficina, comencé a revisar los papeles que estaban sobre mi escritorio, al parecer la mayoría de las cosas ya estaban resueltas

Pasaron aproximadamente cuatro horas, tenía unos negocios pendientes por resolver, cuando el teléfono sonó

–¿Si?– conteste

–Señora, aquí está él señor Frank Thompso, quiere hablar con usted pero no tiene cita, ¿lo hago pasar?

– Mmm... claro, déjalo pasar – colgué el teléfono

¿Frank?, hace tiempo que no nos frecuentamos, la última vez fue hace unos cinco meses, coincidimos en una convención, era un tipo agradable, ¿qué es lo que querrá?

–Lea Cooper – levante la vista, pudiendo observar a un hombre totalmente imponente y atractivo, luciendo impecable como siempre 

Me  levante de la silla para saludarlo – Frank, que gusto volverte a ver–  dándole un efusivo abrazo

–Estoy muy sentido contigo – dijo separandonos y sentándose

–¿Por qué? – me dirigí a la mesa donde estaba todo el licor, le serví un vaso

–¿Por qué? – le entregué el vaso – no fui invitado a tu explendida boda

Volví a tomar asiento –El motivo de tu visita es reclamarme sobre el ¿por qué no te invite a la ceremonia?, no creo que ese sea el principal motivo, un hombre como tú no tiene tiempo para esas estupideces– comencé a jugar con un lápiz – ¿qué es lo que quieres?

–Tan astuta como siempre – le dio un sorbo a su bebida

–Bien, te escucho

–Lo que necesito es muy sencillo para ti, es un negocio

–No entiendo, nosotros no podríamos hacer un negocio aun que quisiéramos

–Contigo no, es cierto, pero con Alexander si

–¿Alexander?, ¿que tiene qué ver él en todo esto?

–Es muy simple, necesito que lo convenzas de rechazar un negocio

Solté una risita –Frank, yo no puedo influir en sus negocios

–Tienes razón, en sus negocios no, pero si en su juicio. Vamos Lea, no te pido mucho, solo necesito que le hagas creer que la compra de ese terreno no le beneficiará

–¿Todo esto es por un terreno?– pregunte con ironía – compra otro y listo

–Digamos que mi principal motivo no es el terreno, esto se trata más sobre ego, poder, ya sabes

En Sus Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora