Capítulo 63

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ALEXANDER.

–Alexander no puedes seguir así, has estado tomando demasiado –Mike y Anders entraron al despacho

–Nunca la perdonar ¿verdad?

–Quiero estar solo

–La señora no hizo nada malo, he estado investigando y no es tan malo como parece, si me lo pregunta yo creo que...

–No te estoy preguntando nada Anders, ¡déjame en paz! – grité

Hizo una mueca de asombro – Pues aún que no me lo pregunte, llevo seis años de conocerlo y...

–¡Que me dejen en paz! – tire todo a mi paso – larguense

–Anders será mejor que lo dejemos solo, ahora no es el momento

–¿Entonces cuándo?, cuando va a ser el momento, lleva días así

–Vámonos

Mike y Anders por fin habían salido, desde que me enteré de la traición de Lea con Nick todo ha cambiado, me siento fatal, ya nada me consuela, lo único que me hacía bien era ella, mire la foto que había de ella sobre el escritorio

—Destruiste más que mi corazón, destruiste mi alma

Al enterarme que ella iría a esa cena de recaudación de fondos decidí asistir por el simple hecho de verla y no me arrepiento, la vi, tan hermosa como siempre, me dolía tanto no poder estar a su lado y para evitar que actuara por impulso le pedí a una de mis tantas amigas que me acompañara

Lo que no esperaba fue ese agradecimiento público, cuando específicamente pedí que se hiciera anónimo pero no, se hizo público y por ende también la situación entre nosotros, en cuanto me nombraron y vieron que no iba acompañado por ella comenzaron las miradas y cuchicheos, por instinto mire a otro lado, no podía verla a los ojos en esa situación, lo único que vi fue cuando se levantó y comenzó a caminar

No dude en seguirla

–¿Dónde vas? – pregunto mi acompañante

–No es asunto tuyo

Continue caminando buscando por donde se había ido, hasta que a lo lejos logre verla, iba en dirección a los baños

Mientras esperaba por ella impedi que otras mujeres entraran

Después de varios minutos Lea salió cabizbaja

–¿Estás bien? – intente sonar lo más seco posible, al escuchar mi voz levanto la vista

–No creo que te importe, déjame pasar – era notorio que había estado llorando

Intento pasar pero se lo impedi –Si te lo estoy preguntando es por algo

Río irónicamente – ¿Todavía tienes el descaro de venir y preguntarme como estoy?, no tengo nada que hablar contigo, ya todo está muy claro, trajiste a esa mujer aquí y supongo que también la has llevado a tu casa, la metiste a mi recámara, en nuestra cama

–Nada distinto a lo que tú me hiciste a mi

–Eres un idiota – me empujó para pasar y continuar con su camino

Luche contra mí impulso para no ir detrás de ella y decirle que la amaba, al regresar al gran salón note que ya no estaba, comencé a buscar a mi alrededor pero no había ningún rastro de ella, se había ido

Siendo así no tenía caso seguir aquí

–Me voy – le informe

–¿Me vas a dejar aqui sola?

En Sus Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora