Capítulo 36

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LEA.


Comencé a despertar, pestañé un par de veces antes de poder abrir los ojos completamente, oí la voz de Alexander del otro lado de la habitación, de pie frente a la ventana hablando por teléfono, mi pijama posaba en el suelo cómo recordatorio de lo sucedido anoche

De un momento a otro todo cambio, por un lado estábamos discutiendo y por otro terminamos en la cama

Sentía cierta frustración conmigo misma, ya que al final de todo termine sucumbiendo al momento y me entregue a Alexander

Como pude me levante enredando la sábana a mi alrededor para ir en dirección al baño, necesitaba una ducha, no sabia como sería la relación después de esto, habíamos cruzado la línea que imaginariamente me había puesto, me duche rápido, me puse la bata de baño y salí

Creí que Alexander se había marchado ya, pero no, estaba sentado al borde de la cama, al verme se levanto, preferi evitarlo así que me dirigí al tocador donde estaba mi secadora, la conecté y prosegui a secar mi cabello.

Se puso detrás de mi, su mano llegó a la mía haciendo que apagara la secadora, ambos nos mirábamos atraves del espejo.

– Cada que actúas así, como si yo no estuviera, me dan ganas de gritar, me frustra tanto el hecho de que me ignores – hizo a un lado mi cabello y prosiguió a besar mi cuello – eres tan hermosa

– Basta – me aleje de él

–Necesitamos hablar, lo que paso cambia todo

– Lo que paso, no debió pasar Alexander

– Anoche parecía que creías lo contrario

–Me deje llevar por el momento– dije firmemente

–Tal vez para ti no debió pasar, pero en mi caso, no tienes idea de con cuantas ganas te deseaba, yo no me arrepiento de nada

–¡Por favor! Alexander, eso es lo que les dices a todas, ayer por la tarde estabas tan cómodo con Vanessa y ahora resulta que ¿solo soy yo?, no me vengas con estupideces

– Tienes razón, no voy a negar que he estado con tantas mujeres y de Vanessa te juro que no hay nada entre nosotros, nunca he estado interesado en ella, es ella la que siempre me busca

– Alexander, no tienes que darme explicaciones de absolutamente nada

– Si, ya se lo que dirás, que no te importa en absoluto, pero, ¡maldita sea Lea!, quiero que te importe – me tomo de las manos – por una vez en mi vida, estoy dispuesto a dar todo de mi, esta vez quiero más y no solo por que sea mi obligación, no se como o porque, pero te necesito en mi vida, quiero que estés en mi vida

–¿Te quiero en mi vida?, Alexander ¡por dios! tenemos pocos meses de conocernos, no tiene sentido lo que estas diciendo

– No se como ni cuando, pero desde que te conocí no has dejado de estar en mi mente –suspiro – no eres lo que pensé, eres diferente

–¿Diferente?

– Hay veces en las que ser diferente es bueno –comenzó a acercarse – Tú me haces creerlo, me haces sentir diferente

– Lo siento – esta situación me estaba poniendo muy incómoda

–¿Por qué?, me siento siempre él mismo, la... misma gente, las mismas conversaciones, mismas  fiestas y ninguna significa nada, hasta que llegaste a mi vida – tomó mis manos de nuevo – ¿tú crees que te elegí solo para tenerte como un trofeo?, insistí en casarnos por que realmente me gustas

En Sus Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora