Capítulo 24

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LEA.

Llegamos al aeropuerto, abordamos el jet privado de Alexander, estaba repleto de rosas en su interior, mi intención era sentarme lo más lejos posible de él, pero al parecer él no pensaba igual.

Hasta nosotros llegó una azafata, la cual le habló con tanta naturalidad, pregunto que era lo que queríamos de tomar, a diferencia de él, a mi me preguntó en un tono más frío.

No tardo mucho en regresar, literalmente ellos estaban coqueteando frente a mi, no le bastó lo que me hizo, si no que ahora tengo que soportar sus humillaciones, la chica se disculpó y se fue

–No tienes vergüenza

–¿Ahora si me vas a hablar?

–¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?

–No creí que te dieras cuenta, como me estas ignorando

Bufé y me levante del asiento –Haz lo que quieras – estaba por cambiarme de lugar cuando él me detuvo tomándome del brazo, estaba por decirle que me soltara cuando la mujer esa regreso, así que me senté en las piernas de Alexander y comencé a acariciarlo, él puso su mano en mis piernas y la azafata seguía ahí dándome la mirada más enfadosa posible pero no se rendía y trataban de llamar su atención, para acabar con todo esto y humillarla, lo besé, Alexander no tardó en corresponderme, el beso se tornó bastante llamativo, de mi parte eran diversos los sentimientos, enojo, odio, indignación, pero el caso de él era diferente, el suyo era pasión pura, las cosas empezaron a ponerse más candentes, no me había dado cuenta en que momento habíamos cambiado de posición, mis piernas estaban a sus costados, pude sentir un bulto debajo de mi lo cual hizo soltar un gemido, comencé a mover mis caderas, sus manos viajaron de mis piernas a mis glúteos para acariciarlos, mi inconsciente comenzó a desabrochar la camisa de Alexander, mis manos viajaron por todo su torso, me separé del beso para bajar por su mentón y besar su cuello, él tomo mi rostro para observarme fijamente

–No tienes idea de lo mucho que te deseo

En ese momento entre en cordura, él intento volver a besarme pero lo esquive, me levante y arregle

–¿Qué pasa? - dijo con la respiración agitada

–Esto no debió pasar

Fui al baño, intente calmar mi respiración, miré al espejo mi rostro estaba rojo por el momento tome un poco de agua para refrescarme

¿Qué fue lo que paso?, mis sentimientos estaban a flor de piel, supongo que toda mi ira salió en ese momento. Salí del baño, Alexander estaba tomando whisky, me senté lo más lejos de él.

El tiempo pasó, todo el día había sido tan agotador que mi cuerpo lo resintió en ese momento, que no me di cuenta de cuando me quedé dormida

Abrí mis ojos y noté que ya no estábamos en al avión, nos encontrábamos en un auto con rumbo desconocido para mi, Alexander estaba a mi lado trabajando en su computador

–¿A dónde vamos?

–A nuestra luna de miel – respondio sin dejar el computador

–¿Luna de miel?, que patético – bufé y voltee a la ventana, a pocos minutos comencé a observar playas hermosas, el agua era de un color azul celeste precioso, llegamos a un muelle donde estaba una lancha esperándonos, Alexander bajo y después abrieron la puerta para que bajara

–Bienvenidos Señor Y Señora Matthews

Subimos a la lancha donde nos ofrecieron tragos y a mi un arreglo floral, durante todo el trayecto se sentía tensión en el ambiente, nadie hablaba, el recorrido duró aproximadamente veinte minutos, hasta llegar a unas cabañas en medio del mar, bajamos de la lancha y una persona estaba esperando por nosotros

En Sus Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora