Capítulo 39

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ALEXANDER.

–Llevamos horas aquí y aún nadie responde en las dependencias

Teníamos papeles por doquier, a esta altura ya estábamos abrumados, con los trajes mal arreglados

–Ya es es tarde, deberías irte ya

–Tienes razón – dije observando mi reloj – nos vemos mañana

Salí de la oficina y emprendí camino hacia el bar, estaba algo retirado de la zona, conforme iba avanzando, me di cuenta de que la via que normalmente tomó estaba cerrada, eso me pareció extraño, comencé a ver si podía avanzar, pero no

Habia un canimo alterno, no me dio mucha confianza pero decidí tomarlo, ya que no tenía otra opción

Continué hasta llegar a un pequeño bosque, todo estaba demasiado oscuro y sólido, me cuestioné si había tomado la mejor decisión, pero ya estamos aquí, no me quedo de otra más que seguir

Seguí conduciendo, cuando un auto se atravesó en el camino, intente regresar pero de igual manera otro coche me interceptó, no tenía salida, del auto bajaron dos hombres encapuchados y armados

–¡Bajate! – comenzaron a golpear mi auto –¿Qué no oyes?, que te bajes – gritaban

Obedeci su orden, salí del auto – Tranquilos, tranquilos, pueden llevarse lo que quieran – comencé a entregarles mi cartera y todo lo de valor que traía a excepción del anillo – es más, llevence el auto

Soltaron una carcajada – Nada de eso nos interesa – hablo uno – venimos por ti, anda camina y sube al auto– me apunto y señaló el auto en el que habían llegado, no me quedo de otra más que caminar, al entrar me pusieron una capucha en la cabeza

–¿Jefe?, si lo tenemos – supuse que estaba hablando por teléfono – si, todo de acuerdo con el plan – el auto se puso en marcha – si señor, lo mantendré informado

–Escuchen, puedo darles la cantidad que quieran en este preciso momento

–No nos interesa tu dinero

–Cualquier cosa que deseen, podemos negociar – trataba de llegar a un acuerdo

–Que te calles ya – sentí un golpe en la parte trasera de la cabeza haciendo que perdiera la conciencia

********

LEA.

Es increíble el como Alexander me corrió de su oficina, pero me las va a pagar

–Señorita Cooper, el señor Matthews la espera

–Gracias– no se que es lo que estoy haciendo aquí, pero ya no me puedo arrepentir

Entre a la oficina, era demasiado anticuada para mí gusto

–Lea, querida, ¿a qué debo este honor?– se acercó a mi y me dio un abrazo demasiado incómodo para mí

–Logan – me aleje de él – que gusto verte, ¿cómo está Serena?

– Ella está bien, con unos problemitas de salud –me guio para que tomara asiento – pero nada de que preocuparse, ¿pero a qué debo tu visita? – tomo asiento – no me digas que Alexander te está causando algún tipo de problema, sabia que ese muchacho no iba a cambiar, pero que le podemos hacer a él le encantan las mujeres

–Si, es sobre Alexander, pero no es esa clase de problemas

–¿Ah no?, bien te escucho

–Tiene un problema con el gobierno, le clausuraron una obra por un mal entendido y escuche por ahí, que tu tienes buenos contactos dentro, no se, creí que tal vez puedas ayudarlo

En Sus Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora