Narra Paula.
Los nervios comenzaban a apoderarse de mi, yo no estaba a punto de dar una presentación en España, lejos de todos los que me conocen, con gente que poco o nada me conocía. Caminando de un lado al otro, con el vestuario puesto, maquillada y peinada para salir al escenario, empecé a cuestionarme que hacía allí.
Karen estaba igual. Ella no dejaba de preguntar la hora o si no nos habíamos olvidado algo, este era su peor ataque en todas las presentaciones que habíamos hecho. Joaquín me observaba sonriendo levemente mientras yo me dejaba consumir por los nervios, olvidando, al parecer, todos esos celos que había ocurrido la tarde anterior.
La verdad es que después del ensayo, cuando Scott se fue dejándonos solos, Joaquín volvió a ser el mismo. O eso es lo que su fachada aparentaba. Conversamos de cualquier cosa, menos el tema de sus celos, planeamos que haríamos antes de tener que viajar. Él me contó que Jeremy había conseguido una visita al Museo Reina Sofía y que pasaríamos por el Parque del Retiro.
Sentí unos brazos en mi cintura, deteniendo mi caminata y así evitar que haga una zanja en medio del camerín que nos habían asignado. Jeremy apareció con una amplia sonrisa y rodeó por la cintura a su esposa.
—Parece que él nos trae noticias. —Susurró Joaquín en mi oído.
—El anfiteatro esta lleno —Tomé una fuerte respiración— y faltan cinco minutos para que entren a escena.
—Siento que voy a morir —Murmuré para que solo Joaquín e oyera—, voy a morir con estos nervios.
—Solo tienes que dejarte llevar por la música, como siempre lo hicimos —Su aliento pegaba en mi cuello mientras susurraba cerca de mi oído—. Eres una excelente bailarina, no tienes porqué temerle a esto.
—Gracias. —Sonreí antes de dar vuelta y plantarle en beso en los labios, permitiéndome olvidar lo que estaba a punto de hacer.
Estuvimos abrazados por lo que creí mucho tiempo, cuando en realidad solo habían sido un par de minutos. Unos de los asistentes se asomó por la puerta para darnos a entender que era el momento de subir al escenario.
Joaquín me tomó de la mano y salimos dejando atrás a Karen y a Jeremy. Subir en las tablas del escenario era como estar en mi segundo hogar y, por unos instantes, me negué el pensar en todas las personas que no fueron a ver. Solo me concentré en el momento que la música comenzó a sonar.
El ritmo de la música llegó hasta mis nervios, perdiéndome en la deliciosa melodía. Mi cuerpo sabía los movimientos a la perfección y cualquier tensión que podría haber sentido minutos antes de había ido. Sinceramente, entrar en trance con la música era mi libertad de expresar lo que esta me brindaba.
Comencé a ejecutar cada paso, cada giro, como si fuese lo único que importara, disfrutando del ritmo lento que debía realizar mi cuerpo para deleitar al público. En un punto me permití observar el anfiteatro repleto y sonreí, por lo que eso implicaba. La gente me observaba con real admiración en sus rostros, haciendo que mostrará aún más pasión en lo que estaba haciendo.
El cambio en la música me anunció el final de mi solo, dejando que Joaquín se abriera paso en el escenario. Quedarme quieta, admirando su solo era la mejor parte de la actuación. La fuerza con la que Joaquín entraba en el escenario era imponente y completamente admirable. Karen sonreía de oreja a oreja desde uno de los costados. aplaudiendo en silencio por temor a que se escuchara.
Y mi turno volvió a tocar. Bailar al lado de Joaquín me hacía sentir más segura, disfrutando el uno del otro. Cada vez que él me elevaba, logrando que el público se deleitara, yo reforzaba mi seguridad sobre mi compañero. Llevábamos tiempo haciendo esto juntos, algo que realmente amábamos, pero cada presentación era completamente diferente.
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Una vida contigo. [EDMMA #3]
RomanceDecisiones que tomar. Alegrías que compartir. Peleas que enfrentar. Reconciliaciones que atravesar. Tristezas que superar. La vida transcurre y solo queda vivirla. Si te enamoraste de esta gran historia de amor, no podes perderte este vistazo a la v...