Capítulo 28.

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Narra Paula.

Cuatro meses después.

—Oh, vamos Jeremy —Dije mientras chocaba mi hombro con el suyo—. Sonríe un poco más. Grecia es hermoso y Karen tiene que estar por llegar en cualquier momento. Además, piensa que nos queda dos semanas más por Europa y después nos toca todo América, por lo que estarás más cerca para viajar por donde quieras.

—Tu si que sabes como levantarme el ánimo —Jeremy me sonrió antes de darme un gran abrazo—. ¿Crees que Karen estará bien?

—La vi hace un par de días cuando viajé a ver a los chicos y el negocio, ella está hermosa y ansiosa por verte —Sonreí al recordar la pequeña barriga que comenzaba a notarse la nuestra entrenadora—. Creo que vas a llorar cuando veas cuan hermosa se a puesto y cuanto creció su panza.

La verdad era que en los últimos meses había sido yo quien había visto más a Karen que su propio marido. Sabía que Jeremy estaba dividido entre su deber como esposo y su compromiso como representante. Sin contar que Karen no le permitía viajar tanto como quería porque ella quería asegurarse de que tanto Joaquín como yo estuviésemos cómodos y no tengamos ninguna dificultad.

La dictadora Karen Martinez se mantenía en las distancia.

Por todo estos es que cada vez que veía a Jeremy un poco deprimido intentaba levantarle el ánimo. Y hoy, más que nunca, tenía que hacer que vuelva a sonreír pronto. Karen me había informado, en mi última visita, que viajaría una ves entrado en el cuarto mes y con la aprobación del médico. Por lo que, en estos momentos, se encontraba en un avión luego de hacerse la primer ecografía y conseguir el visto bueno de su obstetra para realizar el viaje.

—O te concentras en algo o no llegaras vivo para cuando ese avión aterrice. —Le dije tomando mi bolso, donde tenía ni block de dibujo.

—¿A dónde vas? —Me preguntó cuando me vio saliendo.

—Estaré por aquí cerca, dije a Joaquín que me fui a trabajar en un par de bocetos.

Grecia me inspiraba a diseñar más seguido. Al parecer, estar en una isla hermosa fomentaba a mi creatividad a salir a la luz. Por lo general, trabajaba en un boceto por ciudad que visitaba, pero en esta las cosas realmente habían cambiado un poco. Los trazos salían con mayor facilidad y había logrado terminar tres diseños completamente distintos.

Ahora estaba trabajando en el cuatro. Sin embargo, algo me decía que este sería especial, era algo así como muy mío. Los últimos días había anelado tanto mi casa que comencé a proyectar lo que sería los próximos años para Joaquín y para mi. Como nos casaríamos y cuando tendríamos nuestros hijos. Creo que todo eso fomentó a que, sin querer darme cuenta, estuviese trabajando en el boceto de mi propio vestido de bodas.

Era un diseño bastante sencillo a decir verdad. Estaba inspirado en las viejas túnicas de los Dioses de Olimpo, esas diosas griegas que forman parte de la historia internacional. Era ajustado en la parte del corpiño, donde el escote en forma de corazón era todo plisado y la falda caía libre hasta arrastrarse por el suelo. Era perfecto para una boda en la playa, justo lo que tanto había estado soñando.

Quien lo diría. Si hace un año atrás alguien me decía que estaría fantaseando con mi boda, me habría reído en su cara. Sin embargo, acá estaba. Con el sueño de casarme a orillas del mar y diseñando el vestido que al parecer siempre había soñado y nunca me había enterado. La mente humana funciona de una manera extraña.

—Me dijeron que estarías escondida con tus lapices y supe que estarías aquí. —La voz de Joaquín me tomó por sorpresa y me apresuré a girar la página en la que se encontraba mi vestido de novia.

Una vida contigo. [EDMMA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora