Capítulo 40.

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Narra Joaquín.

—Tienes que ser mi padrino —Le dije a Julián cuando lo encontré en la puerta de casa—. Tu hermana me exigió que escogiera a tres personas y tu eres la primera de mi lista.

—Vaya, ni un hola me has dicho. —Pero mi cuñado tenía una sonrisa de oreja a oreja pese a fingir molestia.

—Estudiar no me da tiempo para sutilezas, cada minuto cuenta —Le guiñe un ojo y mi amigo comenzó a reír—. Tienes que preparar una maleta, también. Tendremos una boda en la playa.

—¿En qué momento organizaste una boda en la playa si te quejas de que los estudios no te dejan tiempo? —Lo hice entrar mientras un auto estacionaba en la entrada de casa.

—Creo que la respuesta está por llegar —Sonreí mientras me dirigía a la cocina— ¿Algo de tomar? ¿Jugo, agua, café?

—Quiero un café, en casa está erradicado porque es lo único que tienta a Mía. —Hice una mueca al recordar que en esta casa también lo estaba cuando Pau estaba cerca y ella, definitivamente, estaba llegando.

—Ve a una cafetería, aquí tampoco se puede —Paula entró con una gran sonrisa en sus labios—. Amo el café pero me revuelve demasiado el estómago y me da envidia que ustedes puedan tomar y yo no.

—Eres una mala hermana —Julián la encerró en un gran abrazo—. Pero adoro que estés cuidando tanto a nuestros sobrinos.

—Pau, tenemos que encargar las tarjetas cuanto antes —Isa venía con una libreta en la mano anotando mientras se abría paso entre las bolsas que Paula traía—. Hay que avisarle a los invitados que la boda será en la playa y donde podrán quedarse, no nos queda mucho tiempo.

—Y ahí esta tu explicación. —Julián sonrió ampliamente cuando asentí para reforzar su afirmación.

—¿De que hablan? —Paula me miró con el ceño fruncido, como si estuviese ocultando algo.

—Tu hermano me preguntó como hiciste para organizar tan rápido los preparativos de la boda en la playa y como yo te ayudaba si estaba estudiando —Me acerqué a ella con un vaso de jugo de naranja que, sabía, estaba deseando—. Y, claramente, la respuesta es Isa.

—Claramente, la respuesta soy yo —Isa se acercó a saludarme con un beso en la mejilla—. ¿Quién más podría organizar una boda?

—Mía dijo que podías avisarle cualquier cosa que necesites, Pau —Julián abrazó a su hermana mientras le daba un beso en la mejilla—. Quiere ver el vestido, también.

—¡ES PERFECTO! —Ver a Isa dar saltitos de emoción de hizo reír— ¡Acabamos de venir de una prueba y es simplemente magnífico! ¡Vas a morir cuando la vez, Joaquín, todos lo harán! ¡Le queda simplemente perfecto!

—¿Es alguno de los diseños que hiciste cuando viajamos? —Quería saber un poco más, adoraba las sorpresas como esa pero necesitaba un poco más de información.

—Sip. —Paula se acercó a la heladera y tomó una manzana, una de sus cosas favoritas en este momento del embarazo.

—¿Lo vi? —Isa y Julián nos observaban con una sonrisa de oreja a oreja. Ambos sabían del historial de sorpresas que le había obligado a soportar a Paula pese a que las odiaba. Y ahora era mi turno de esperar.

—Nop, no lo viste y no lo verás —Sonrió y se acercó a mi para darme un pequeño beso en los labios—. Ahora, si me disculpas, voy con Isa al cuarto de nuestros futuros hijos a dejar las bolsas y terminar de organizar los pequeños detalles.

—Ella es la que manda. —Isa me sonrió antes de seguir a su hermana por la escalera.

Julián comenzó a reír en cuando su dos hermanas desaparecieron, mientras que yo sonreía como un idiota viendo como ambas desaparecían de mi vista. Decidí que, como Paula seguramente estaría ocupada por un largo rato, haría dos tazas de café para darle a mi pobre cuñado que estaba en abstinencia de cafeína.

Una vida contigo. [EDMMA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora