Narra Paula.
Solo cuatro horas en Madrid y Joaquín aún no me había dejado salir de la habitación. Sonreí al recordar la cara que puso cuando le dije que quería ir a dar un paseo. "Tendremos un par de días para hacer eso" había dicho mientras me acercaba más a él en un gran abrazo mientras nos encontrábamos acostados en la cama. Karen tendría que venir a buscarnos en no mucho tiempo, por lo que había convencido a Joaquín de que quería tomar una ducha.
—Sola. —Afirmé cuando vi sus intenciones de seguirme.
—Eres una aguafiestas. —Dijo con su sonrisa más arrogante, con la que me hacía hervir de rabia pero al mismo tiempo e transformaba en un charco de baba.
El agua sobre mi piel me ayudaba a relajar y, realmente, lo necesitaba antes de que enfrentara lo que venía. No es como si hubiese estado pensando en eso en cuanto llegamos, mi novio se había encargado de hacerme olvidar de eso. Pero saber que mi entrenadora estaba a punto de pasarnos a buscar para almorzar con el hombre que nos había contratado había traído mis nervios nuevamente.
Dejé ir un suspiro mientras pensaba en que esto no era nuevo para Joaquín, que ya lo había vivido. Kathia lo había acompañado en esos dos años oscuros de mi vida, cuando lo había dejado ir. Y una vocecita, en la parte de atrás de mi cabeza, se preguntaba: "¿Eres realmente buena como para acompañarlo? ¿Estás capacitada para esto?", transformándose en una espina que se clavaba en mi corazón y fomentaba cada una de mis inseguridades.
Traté de alejar todos esos pensamientos de mi cabeza, después de todo por algo me habían contratado y no discutiría eso. Tomé una gran toalla mullida para secarme, antes de rodearme con ella para salir a la amplia habitación. No había traído ropa para cambiarme, por lo que debería ir a buscarla.
—Si mamá, estamos bien —Vi a Joaquín con su teléfono en la mano, mirando por el gran ventanal, en tan solo unos boxers, dejando ver su esplendido cuerpo—. No, tuvimos una reunión importante en cuanto llegamos, por eso no te llamé.
—Mandale saludos. —Le dije a Joaquín para que saludara a su madre.
—Paula te envía saludos. —Joaquín se volteó y vi como su mandíbula cayó cuando me vio parada envuelta en una toalla solamente.
Él escuchó pacientemente a su madre, que quien sabe lo que le estaba diciendo. En un momento puso los ojos en blanco haciéndome reír. Él amaba a su madre, pero también estaba consciente de que Marisa podía tratar de exasperarlo un poquito. Bueno, quizás un poco bastante. Ella se divertía a costa de su hijo, siempre siendo una excelente madre por supuesto. Era una gran mujer, completamente amigable y fácil de tratar.
—Bueno mamá, tengo que irme —Otros minutos escuchando lo que le decía—. Sí, si prometo llevarte algo de cada lugar. Te amo mamá, adiós.
Sonreí al ver como Joaquín suspiraba pero su sonrisa seguía en su lugar. Marisa tenía una energía con la que muy pocas personas podía competir. Ella era grandiosa y su hijo la amaba profundamente.
—Estás limpia. —La sonrisa maliciosa de Joaquín me hizo arquear una ceja.
—Ja, ja, ja, muy gracioso —Me di la vuelta y fui directo a mi equipaje—. Tu necesitar darte un baño, Karen no tarda en llegar.
Aun con la toalla alrededor mío, sabía que debía apresurarme porque Joaquín no tardaría demasiado en intentar quitármela. Era insistente cuando quería. Tomé la ropa que me pondría antes de darme vuelta y enfrentarlo. Estaba a tan solo un paso de mi.
—Ve a bañarte o llegaremos tarde. —Lo acusé.
—Tal vez quiera llegar tarde —Dijo arqueando una ceja—, no lo habías pensado ¿cierto?
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Una vida contigo. [EDMMA #3]
Roman d'amourDecisiones que tomar. Alegrías que compartir. Peleas que enfrentar. Reconciliaciones que atravesar. Tristezas que superar. La vida transcurre y solo queda vivirla. Si te enamoraste de esta gran historia de amor, no podes perderte este vistazo a la v...