Una vida contigo. [EDMMA #3]

Capítulo 1.

Narra Paula.

"No todo en esta vida será sencillo", las palabras que mi abuela me había dicho en algún momento me acompañaban en este último tiempo. Pero no podía negar que estar observando al hombre más hermoso dormir tranquilamente me reconfortaba muchísimo. Había desafíos que enfrentar para ser alguien en la vida y con él a mi lado no me daba miedo hacerle frente a cualquier cosa.

La respiración de Joaquín seguía tranquilamente, dejándome ver que él continuaba sumergido en el más profundo de los sueños. A veces lo despertaba para que me acompañara pero otras, como está, prefería observarlo dormir y disfrutar de su paz en medio sus brazos.

Hacía más de un año que llevábamos viviendo juntos, en una rutina más que instalada y disfrutando de lo que nos regaló la vida. La familia siempre apoyándonos, disfrutando de la cercanía que teníamos entre todos; los amigos al alcance de la mano y la tranquilidad de que ambos estábamos seguros de lo que queríamos hacer.

El sol comenzaba a asomar por la ventana de la habitación. Dejé escapar un largo suspiro, no quería salir de la pequeña burbuja que teníamos con Joaquín. Su brazo me tomó por la cintura acercándome aún más a él. Su gesto me hizo sonreír, hasta en sus sueños me quería cerca.

Me acurruqué junto a él aún más, mientras pasaba mi brazo sobre su pecho. Un suspiro salió a través de los labios de Joaquín y una pequeña sonrisa cruzó su rostro. Deposite un pequeño beso en su pecho. Su mano comenzó a deslizarse de arriba hacia debajo de mi columna, en una caricia intima que siempre me provocaba escalofríos.

Sus ojos azules se trabaron con los míos. La imagen de su cabello castaño revuelto hacía que mi corazón se agrandara notando que él era mío, que era mi novio y no había persona que amara más que a él.

—Buenos días preciosa —Susurró antes de depositar un beso en la cima de mi cabeza—. ¿Hace mucho que estás despierta?

—No, solo unos minutos —Mentí, no había necesidad que supiera que estuve más de una hora observándolo dormir—.

—Parece que será un lindo día —Su mirada se posó en la ventana—. Pero la verdad, no quiero ir a trabajar. Estoy muy feliz estando en estas cuatro paredes contigo.

—Eres un zalamero —Sonreí con entusiasmo—, pero debemos levantarnos Sr. Romero. Nuestras responsabilidades nos esperan.

—Si no lo repites no es verdad, si no lo repites no es verdad —Se tapó hasta la cabeza con las sabanas—. Hoy sí que prefiero estar en casa, será un largo día.

—Vamos dormilón, es hora de levantarse —Comencé a hacerle cosquillas, él comenzó a retorcerse mientras una profunda risa salía de sus labios—.

—No comiences una guerra que nunca vas a ganar —Él me tiró contra la cama para comenzar a hacerme cosquillas—. Sabes que eres la que tienes más cosquillas que yo.

—¡Pido tregua, pido tregua! —Comencé a suplicar entre risas—. Por favor, no puedo respirar Joaquín.

—Cuando dices mi nombre es momento de parar —Se retiró mientras que yo trataba de respirar—. No me gusta que me llames por mi nombre, no cuando eres mi novia.

—Cierto que prefieres que te diga niño bonito —Sonreí sabiendo que odiaba ese apodo. Vi como en su mirada se instalaba un brillo malicioso antes de que actuara—. De acuerdo, de acuerdo —Volví a sonreír—. Recuerda que pedí tregua.

—Está bien, está bien —Se sentó en la cama y me tiró entre sus brazos—. Pero quiero un beso de buenos días.

No me resistí demasiado. Rodeó mi cintura con sus fuertes brazos mientras que arrastraba sus labios sobre los míos. Pasé los brazos por su cuello y lo acerqué aún más a él. Amaba la forma en que me demostraba cuanto me quería, lo dulce que era. Pero lo que más me gustaba era perderme de lo que pasaba alrededor cuando estábamos juntos.