Capítulo 21.

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Narra Paula.

—¡Es tan bueno verte de nuevo! —Isa me estaba apretujando en un gran abrazo— ¡No puedo creer que te hayas ido a recorrer el mundo!

—Fui a trabajar, exagerada. —Dije abrazándola fuerte.

Ya llevábamos dos días de regreso e Isa era la última visita que nos faltaba recibir. Martín no la había acompañado porque debía hacer un par de cosas en el estudio, por lo que se había disculpado conmigo y con Joaquín por no poder venir. Tanto Marisa como mamá con papá habían llegado el mismo día en que estuvimos de regreso para una cena con nosotros y Julián había venido con Mía y Mara ayer para pasar todo el día conversando y disfrutando de la pequeña con sus regalos.

Este era tiempo de hermanas, ahora. Ver a Isa me hizo recordar a nuestra charla y como me había tranquilizado, cuando en muchas otras ocasiones había logrado hacerme perder la paciencia en más de una vez. Suspiré de alegría al ver como Joaquín la hacía girar en medio de la sala.

—¡A ti también te extrañe, gigante! —Gritó entre risas para que Joaquín la pusiera sobre sus pies nuevamente.

—Eso quería escuchar, enana —Joaquín rió mientras la dejaba en el suelo para que Isa se mantuviera por si sola—. Extrañé a alguien que molestara en los momentos menos indicados.

—Creo que te equivocas de persona, yo no soy así. —Dijo Isa toda solemne hasta que Joaquín arqueó una ceja en señal de pregunta y los tres estallamos a carcajadas.

Todos conocían el historia de Isa de interrumpir en los momentos menos indicados, en especial, cuando se trataba de Joaquín y yo. Los tres nos sentamos en la sala y comenzamos a hablar de lo que habían sido estas dos semanas.

Isa nos informó como había salido en sus exámenes y como Martín estaba entusiasmado con el proyecto de mi negocio con Quino y Macky. Nos contó que ellos también habían terminado un par de mis diseños y que las novias que habían encargado los vestidos antes de que me fuera habían quedado completamente conformes con todos.

Joaquín y yo le contamos todo acerca de las ciudades que recorrimos, el tiempo que nos quedamos en cada una y como reaccionó el público con nuestras presentaciones. Le hablamos sobre Scott y la propuesta que nos había hecho, lo que teníamos planeado hacer y le dimos un par de cosas que le habíamos comprado.

Ver a Isa desenvolver sus regalos era más divertido que ver a Mara, porque teniendo veintiuno podía llegar a comportarse como una nena de cuatro. A ella siempre le habían emocionado los regalos y era difícil sorprenderla, por lo que era toda una novedad verla diciendo "Oh" o "No lo esperaba" mientras abría todo lo que le habíamos traído.

—Ustedes dos me malcrían. —Sentenció mientras acomodaba todo lo que le habíamos traído.

—¿Es una acusación? ¿Un pedido para que dejemos de hacer? —Pregunté con el gesto más inocente que me salió— Porque no tengo problema en dejar de hacerlo.

—Ni se te ocurra —Me fulminó con la mirada haciéndome reír—. Tu me malcriarás por el resto de tu vida, querida. Eres mi hermana mayor y es tu obligación hacerlo.

—No estoy obligada a nada. —Respondí con una amplia sonrisa.

—Eres malvada. —Me acusó mientras me apuntaba con un dedo.

Nuestra pequeña discusión se vio interrumpido por el tono del teléfono de Joaquín. Isa y yo fruncimos el ceño mientras él se levantaba a buscarlo donde sea que lo haya dejado. Mi hermana lo siguió con la mirada hasta que él se perdió por la puerta de mi habitación, antes de pararse y acercarse a la misma. Ella quería escuchar de lo que estaba hablando.

Una vida contigo. [EDMMA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora