Capítulo 15.

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Narra Paula.

Entrar a la habitación de Karen y Jeremy me hizo volver a la época en la que vivía con mis padres y compartía habitación con Isa. Había una valija vacía en la esquina y toda la ropa tirada por todos lados, con una muy frustrada Karen sentada en un pequeño sofá en la esquina. Imaginar mi habitación cuando Isa salía el fin de semana y no tenía idea de que ponerse ne hizo reír ganándome una mirada fulminante de Karen.

—No te rías, estoy en medio de una crisis aquí —Se quejó Karen mientras se ponía de pie—. Nunca pensé que Jeremy estaría de ánimos para salir de noche, mucho menos en una ciudad como París. Así que estoy aquí, encerrada en la habitación, sin nada que ponerme, el amor de mi vida esperándome fuera para una salida que promete mucha acción y tu apareces hecha la diosa más hermosa del mundo que se llevará cualquier mirada, quebrando lo poco que mi confianza se había fortalecido.

—¿Acabaste? —Pregunté.

—Estás super sexy en ese vestido y nadie va a poder sacar los ojos de tus labios. No ayuda que seas más joven y te envidio en estos momento —Karen tomó una larga respiración antes de poner una sonrisa en sus labios—. Listo, acabe.

—Genial —Me froté las manos antes de dejar mi bolso y mi tapado en una esquina para no mezclarlo con la ropa de Karen—. Primero que nada, te agradezco por los halagos y te aseguro que no tienes nada que envidiarme. Voy a lograr que a Jeremy se le caiga la mandíbula cuando te vea.

—¿De qué hablas? —Karen observó como me sacaba los tacones para estar más cómoda— ¿Y por qué te estás sacando tus zapatos?

Ignoré todas las palabras de Karen hasta encontrar lo que había visto en cuando había entrado a la habitación. Había una pollera tipo plato, color azul en una de las puntas de la cama y comencé a escarbar por algo de color blanco, cualquier blusa que pudiera servir. Cuando me topé con una musculosa de tirantes color marfil supe que había encontrado la vestimenta de Karen.

Le entregué la ropa en lo que me asomaba por la puerta de la habitación de llamaba a Jeremy.

—Ve a mi habitación y tráeme los zapatos azules, rápido. —No lo dejé hablar cuando cerré la puerta en su cara.

—Pau eres una genia —Karen sonreía al gran espejo del baño—. Ahora solo me queda encontrar que ponerme en los pies.

—Nop, ya me hice cargo de eso. Ahora vamos con tu cabello y maquillaje —Señalé el pequeño banco que había—. Tu pelo es lacio, por lo que vamos a aprovecharlo y hacerte un batido —Me puse detrás de ella y comencé a trabajar—. Dime que tienes una chaqueta de cuero.

—Creo que si. —Dijo algo nerviosa al verme trabajar con su cabeza.

—Ok, de última te presto la mía —Busqué entre medio de las cosas de Karen un par de invisibles—. Ahora dime, ¿Resalto tus ojos o tus labios?

—Labios. —Dijo firme.

Con eso, me dediqué a dejarla completamente lista. Resultó que Karen si tenía su chaqueta de cuero negro. Había logrado que el cabello de ella luciera realmente genial y había delineado levemente sus ojos para que resalten pero sin que toda la atención fuera allí. Utilicé un color fucsia en sus labios, a falta de un rojo, con la intención de que sea el centro de atención.

Cuando Jeremy regresó con los tacones, Karen estaba completamente entusiasmada, más segura que nunca y dispuesta a causarle un infarto a su marido. Ella lucía esplendida, radiante. El aspecto de chica mala que había conseguido, nada tenía que ver con su personalidad, pero estaba disfrutando muchísimo de eso.

—Eres mi hada madrina —Chilló cuando le entregué los tacos—. Gracias Pau, creo que no hubiésemos salido de aquí su no venías.

—No hay nada que agradecer —Sonreí mientras ayudaba a acomodar las cosas en su lugar—. Isa me hizo pasar por miles de estas crisis, por lo que estoy curada de espanto.

Una vida contigo. [EDMMA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora