Narra Joaquín.
Estar durmiendo plácidamente y sentir que Paula se levantaba corriendo para ur al baño ya no era una novedad, pero comenzaba a preocuparme. Después de la visita al médico, ella se había comportado como siempre. Había un par de olores que no podía soportar y las nauseas seguían presentes, pero no e había preocupado hasta hace un par de días.
Últimamente, hace al rededor de una semana, Paula se levantaba a las siete de la mañana, como si tuviese un reloj interno, a vaciar el contenido de su estómago en el retrete. Ella había insistido en que era uno de los síntomas del primer trimestre pero comenzaban a ser más intensos y mi sentido sobre-protector comenzaba a exigirme que debía arrastrarla a ver al médico.
Tranquilamente, como si no me sintiese completamente nervioso y preocupado, me acerqué hasta el baño para sostener el cabello de Paula. Las arcadas no era algo lindo y no me sentía bien al ver como de mal la estaba pasando. Quería ser yo que el que estuviera abrazado a la taza del inodoro sacando hasta el último fluido de mi estómago.
—¿Estás mejor? —Paula cerró los ojos con fuerza y asintió por lo que tomé una toalla que humedecí del lavabo para alcanzarle— Ten, límpiate tranquila.
—Quiero darme un baño. —Murmuró aún con la toalla en su boca.
Me detuve a observarla un momento. Su piel estaba blanca como el papel y cubierta por una fina capa de sudor por el esfuerzo que acababa de hacer. Tenía grandes ojeras, como si no estuviese descansando suficiente y su ojos brillaban por esas lágrimas de impotencia que se negaba que cayeran. Es la mujer más fuerte y maravillosa que conocía.
—Métete en la bañera, iré a tomar un conjunto de ropa e iremos al médico —Dije con firmeza. Ella estaba lista para dar una replica pero lo impedí—. Mira, se que han pasado dos semanas desde nuestra consulta con la doctora Summer, pero realmente esto me está preocupando. Investigue y no se supone que vacíes tu estómago de esa manera, simplemente estoy asustado y quiero asegurarme de que ambos, tu y el bebé, están bien.
—Está bien. —Vi en sus ojos el brillo de preocupación también y estaba aliviada de que ambos estábamos en la misma página.
No tardé mucho en tomar un conjunto de ropa interior, un par de vaqueros y una blusa antes de dejar una chaqueta en la cama. Sentí el agua de la ducha cayendo y no dude en entrar, quería cuidar a Paula en todos los aspectos. Ella estaba de pie, completamente desnuda dejando que el agua cayera en su rostro mientras el lugar se llenaba de vapor.
—¿Necesitas ayuda, preciosa? No me molestaría entrar allí y jabonarte todo ese lindo cuerpo. —Sonreí cuando los ojos de Paula se posaron sobre mi mientras sonreía.
—No creo que necesitemos esa distracción en estos momentos —Ella cerró el grifo antes de tender la mano en un pedido silencioso por una toalla—. Quiero que vayamos al médico cuanto antes, tengo que ir a la tienda para seguir trabajando.
—Hoy no trabajaras, te quedarás en casa y no hay discusión —Fruncí el ceño mientras la ayudaba a secarse antes de envolverla en la gran toalla—. Además, podemos aprovechar el día para arreglar todo lo de la boda.
—Eso me gustaría —Sus mejillas se sonrojaron y sus ojos grises brillaron con intensidad—. Además, podemos elegir el cuarto del bebé y me puedes ayudar a ver que puedo pintar en la pared.
—Todo lo que permita tenerte entre mis brazos todo el día —La atraje a mis brazos con una sonrisa tonta en los labios—. Voy a consentirte todo el día, sabes eso.
—No te librarás de estudiar por estar cuidándome —Ella arqueó una ceja mientras se apartaba de mi para ir a vestirse a la habitación—, tengo un par de diseños en proceso y puedo hacerlo sin tu ayuda por lo que tendrás que estudiar igual.
ESTÁS LEYENDO
Una vida contigo. [EDMMA #3]
RomansDecisiones que tomar. Alegrías que compartir. Peleas que enfrentar. Reconciliaciones que atravesar. Tristezas que superar. La vida transcurre y solo queda vivirla. Si te enamoraste de esta gran historia de amor, no podes perderte este vistazo a la v...