Mi borrachera de ayer llevaba tu nombre, el cual repetí tantas veces que la cuenta perdí. Prometí no escribirte y traicioné mi confianza cuando apreté el botón "Enviar". Hasta la luna hizo acto de presencia, gloriosa y de un color extraño, terminó tan alto en el cielo que me recordó lo inalcanzable que una vez fuiste. Canté a todo pulmón cada canción que sonó, sobre todo las que me hacían recordarte, y bailé hasta que me agoté imaginando que estabas ahí observando cada uno de mis movimientos. Sentí terribles ganas de vomitar, que solo se convirtió en una amarga sensación atorada en mi garganta, así como las millones de cosas que no he tenido el placer de decirte y que probablemente nunca te diga. Pensé que ibas abandonar mi mente, después de la intoxicación, pero fue peor. Te recuerdo con más intensidad, incluso recuerdo nuestra pequeña conversación porque tu respuesta nunca llegó y no tenía esperanza que llegara. Entonces como la adicta que soy imagino que el sabor del alcohol aun en mi lengua lleva esa esencia embriagadora que saboreé la primera vez que te besé, la recaída comenzó cuando volví a escribir sobre ti, para ti, por ti; cuando quise creer que la llovizna no iba ser tan inspiradora me sorprendo al entender que es más poderosa que la propia tormenta, desde ser porque arrastra todo el desastre que dejaste a tu paso. ¡Y que desastre! Felicidades, eres el momento efímero más perdurable de la historia.
La canción que suena en la radio dice: A veces tomo para olvidarte, porque sinceramente duele recordarte...
ESTÁS LEYENDO
En la memoria de mis sentimientos
Short StoryEntonces sucedió lo que nunca me di el permiso de imaginar y se sintió como saltar a un abismo sin paracaídas y vistiendo mi mejor sonrisa
