Me atreví hacer una entrevista a los componentes de un desastre natural de dos seres ancestrales, que me arrastró necesitando ser escuchado. Entonces: cuenta el Miedo que se apoderó de uno de los seres y que llamó a la Ansiedad para que lo ayudara a apoderarse del otro. Con lo que nunca contaron fue con que ambos seres los agarraron de la mano y se los llevaron a un paseo efímero que por instantes los anuló. Y aseguran que persisten, pero que le paseo -que se volvió viaje- ya no los llena, aunque les entretenga.
Cuenta la Curiosidad que le factor Diferente la sedujo, mientras que este último dice lo mismo de ella; juntos emprendieron el viaje dispuestos a saciarse del otro, sin medir las consecuencias a largo plazo. Cada uno obtuvo lo que quiso, el problema radicó en que nunca fue suficiente y retomar el viaje se volvió complicado.
Cuenta la Entrega que se desbocó atraída por ese Egoísmo que la hipnotizó y juntos hicieron el mejor de los dúos, deshicieron a su antojo y ganas, obtuvieron lo que quisieron y algo más. Agrega la Entrega que no está contenta ya que el Egoísmo se lo llevó todo –la utilizó- y se olvidó de ella.
Cuenta la Desilusión que entró al juego con la Decepción y que, aunque no se hablen, son una bonita devastación. Salen gloriosas, cada quien por su lado y vuelven una por una a supervisar el trabajo realizado.
Cuenta la Esperanza que quedó abatida, solloza en silencio al ver su vestido blanco manchado por la Envidia y los Celos; dejó de intentar curar sus heridas. Aunque no se encuentra de pie sigue despierta y tan molesta que no se deja desvanecer.
Cuenta el Tiempo, cambiando de una fase a otra, que se ha divertido hasta llegar al placer más sublime de la historia y mientras sonríe logro observar todo lo que ha permitido que suceda (jugando con las agujas del reloj) y todo lo que no ha dejado que suceda (alargando el cronometro interno, ajustándolo a su predisposición).
Cuenta la Frustración, con expresión enfada y cansada, que está harta de existir, de no ser escuchada, de tener que reprimirse y aunque sabe que ha tenido ciertas oportunidades se queja al decir que no son suficientes, que necesita más de manera desesperada.
Cuenta la Felicidad, la cual se encuentra abrazada a un suéter gigante repleto de recuerdos, que tiene demasiado frío mientras cierra los ojos con fuerza, aprieta los dientes y se tapa los oídos hasta desaparecer.
Cuenta la Tristeza, apareciendo entre la neblina del Olvido (que parece ser su acompañante no deseado), que aunque no le gusta su trabajo no niega que lo hace muy bien, que ha tomado posesión de uno de los seres de manera casi permanente mientras que al otro ser el Olvido lo vistió y me confianza que le parece injusto que no se intercambien porque le da pena la Desolación de su ser ancestral que se derrama por su lado izquierdo. El Olvido me explica que cada uno se encuentra en el ser ancestral que le corresponde y que no espera que la Tristeza lo entienda, sino que lo supere.
Cuenta el Dolor, vestido de negro impecable, que no es su culpa las acciones de los seres ancestrales en base al Masoquismo y a los Caprichos (que arrogan el Ego y la Indecisión), me susurra que no sabe quién de los seres sufre más, porque aunque sufren por diferentes cosas (en silencio y a gritos), y en ocasiones a causa de la señora Distancia, parece como si siempre lo necesitaran y él solo acurde al llamado.
Cuentan los Límites, desdibujados, que no entienden porque aún existen si al final casi nunca son tomados en cuenta, si desde el principio del desastre fueron impuestos para ser sobrepasados.
Cuenta la Despedida que en este desastre no sabe cómo irse para no volver, responsabiliza a la Conexión quien se aferró a ella y es quien siempre la hace regresar justificándose con los fragmentos de un alma herida que alguien esparció.
Cuenta la Culpa, que va y viene a su antojo, que en ocasiones puntuales se ha quedado lo suficiente haciéndole compañía al Dolor solo por diversión, sacando su bandera blanca que lleva por nombre "Perdóname", agrega que los agentes externos al desastre le dan igual.
Cuenta la Amistad que el Amor la desplazó y que solo se acuerda de ella cuando la Envidia y los Celos lo sacan de quicio; me advierte que corra, que no lo escuche ya que carece de coherencia y que al final me terminará de envolver hasta hacerme parte de él, así como hizo con ella.
Cuenta el Amor que se encuentra en un triángulo amoroso entre la Moral y el Querer (a veces la Necesidad), no sabe qué hacer mientras escucha el vals de su contraparte: el Amor Propio, que lo invita a dar un paso atrás en una guerra comprada, donde según el contexto ya sabes quién es el ganador y todo por una maldita elección de vida.
Cuenta la Sanación, en una esquina sin invitación, que se niega hacer acto de presencia dejando al descubierto su desdén por el Masoquismo y el Dolor, mirándome con intensidad para agregar que se quedará tan solo a observar.
Intervine el Aprendizaje llamando a una reunión con carácter de urgencia, recordándoles que hace 365 días se unieron, de a poco, para crear un hermoso desastre natural y les invita a juntarse de nuevo para repetir el proceso solo para mí (y para ti) mientras llueven letras desde una cantidad absurda de estrellas en el cielo que parecen tener nombre y dueño.
No entendí nada de lo observado y escuchado, solo conservé la sensación de Comodidad, Tranquilidad, Calidez y Hogar que me generó adentrarme a la Tormenta, porque mientras vives en ella no existe el Caos sino un mundo paralelo del cual no te quieres ir; "pero te toca" me susurra la Nostalgia antes de verla partir.
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En la memoria de mis sentimientos
Short StoryEntonces sucedió lo que nunca me di el permiso de imaginar y se sintió como saltar a un abismo sin paracaídas y vistiendo mi mejor sonrisa