Arrancarte

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Terminé por arrancarte la ropa cuando arrancarte las palabras no fue suficiente, cuando fue casi agotador seguir intentando arrancarte los miedos y las malditas dudas, aunque sé que hice un gran trabajo reconozco que pude hacerlo mejor pero el tiempo caducó. Aquel efecto placebo de pertenecía fue tan exquisito como doloroso, la combinación perfecta para contextualizar nuestro desastre natural, para dejar patentado la intensidad de lo vivido, para escudarnos detrás de la frase: "no nos quedamos con ese sin sabor del 'qué hubiese pasado si'...". Me quedo con tu despoje, con tu confianza, con tu toque preciso y firme, con tu mirada que no lograba ver la mía, con las palabras susurradas que fueron gritos a través del latido de nuestros corazones. Me permití arrancarte sonidos de frustración al agrégale un nivel diferente a tu maldad, con rastros de mi propia frustración, terminé por arrancarte ese sonido que aún ronda por mis oídos y que atesoro en ese baúl abarrotado que sigue tenido tu nombre. Te arranqué lo que pude, en otro intento patético de igualar todo lo que te llevaste de mí y en mi absurdo y nulo intento de que te quedarás justo antes de que admitieras de algún forma u otra que era nuestra despedida y aunque las palabras exactas no salieron de tu boca tú mirada te delató junto con esa contradicción que te caracteriza y fue cuando arrancaste la última gota de esperanza que quedaba en mi interior. 

En la memoria de mis sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora