Las pistas de tu ausencia

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Las pistas de tu ausencia siempre estuvieron ahí y fui yo quien, como siempre, primero las vio mientras tú no entendías que era lo que sucedía, como carajos era que desaparecías si seguías ahí ante mis ojos. No se trataba de la cercanía, ni mucho de la distancia de nuestros cuerpos, se trata, una vez más, del presagio, ahora epilogo, de lo que sería el final anticipado de un ensueño que terminó siendo sueño, que supo malditamente a realidad. Primero fue tu olor, aquel que tuvo el poder de estabilizarme y tranquilizarme; no lo entendías y yo no me cansé de buscarlo para jamás encontrarlo. Después fue el reconocer tu voz a través del teléfono, no puedo olvidar ese día y la sensación en mi cuerpo como si fueras una desconocida. Y aunque aún tu cuerpo reaccionaba a mis caricias tú mente no me acompañaba, junto con tu mirada que no lograba ver la mía. Comenzaste a alejarme al no escucharme, al no verme incluso estando frente a tus ojos; pasando días pata que volviera en sí. Y así todo concluyó devolviéndome todo lo que una vez me calmó: percibí un pequeño rastro de tu olor, tu voz trascendió, tú mirada conectó con mi alma y tus caricias dejaron huellas en mi interior, solo para después quitármelo todo en forma de un adiós no dicho. 

En la memoria de mis sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora