VOLVERÁS A MI =JONGKEY= [FINALIZADA]

XX.V [ESPECIAL]

[08 de abril de 2008, Londres, Inglaterra]

En lo alto de un lujoso restaurante, Kim Kibum sostenía con delicadeza una fina copa de vino entre sus tersos dedos, a la lejanía se podía observar aquel edificio de departamentos donde antes había compartido piso con Jonghyun, y un poco más allá; la azotea de la academia donde había aceptado ser su novio.

—Han pasado apenas unos meses.

Dijo para sí mientras el cristal de la copa se acercaba a sus labios para dar un delicado sorbo.

—Este vino tiene la misma edad que tú.

Una sonrisa se arqueó en sus labios, la copa fue depositada en la mesita frente a él y un ligero mareo lo invitó a buscar los sanitarios.

Una vez en ellos su reflejo en el espejo lo miró severamente, tres segundos después le sonrió y esa triste sonrisa le recordó que a pesar de sentir que no podía respirar sin SU Jonghyun... Había prometido alejarse de él.

—Y aun así estoy aquí, solo para estar en tu cumpleaños en la misma ciudad.

Suspiró al darse cuenta que en realidad ansiaba correr y abrazarlo, hundir su rostro en su torso y rogarle que lo abrazara para tomar su mano y correr juntos.

—No debí venir.

Encontró su cristalizada mirada en el reflejo, un profundo rubor dominando sus mejillas y pequeñas gotitas de sudor en su frente, acompañando los fuertes pero pausados latidos en su corazón y su dificultoso respirar.

Un pequeño quejido escapó de sus labios, cuando un punzante dolor atravesó su corazón y ambas manos debieron llegar a su pecho para sostenerlo.

Sus rodillas se flexionaron y su cuerpo descendió hasta el suelo donde quedó en cuclillas tratando de disminuir el dolor en su interior.

—T-Te extraño~

Las lágrimas comenzaron a fluir a lo largo de sus mejillas, empapando las mangas de seda en su camisa e incrementando su flujo a cada segundo.

Así fue hasta que su pequeño momento de agonía se vio bruscamente interrumpido cuando algunos pasos se escucharon al aproximarse al otro lado de la puerta de los sanitarios.

Kibum se levantó, no podía dejar que nadie lo viera así.

La desesperación lo invadió, la misma le proporcionó la adrenalina que necesitaba para reaccionar y dirigirse a uno de los cubículos de los sanitarios, sin embargo no contó con que sus piernas lo traicionarían, después de estar en aquella posición durante varios minutos la circulación de las mismas se había visto afectada y en su desesperación perdió el equilibrio cuando antes de llegar al cubículo una de sus rodillas impactó con el suelo.