VOLVERÁS A MI =JONGKEY= [FINALIZADA]

XXVIII. FRÍO INVIERNAL

[Invierno de 2008, Londres, Inglaterra]

Un joven de diecisiete años se encontraba de pie frente a la entrada de un prestigioso colegio, minutos antes había divisado la borrosa silueta de aquel avión en dirección a Seúl donde viaja su pareja que sin siquiera haberle dicho  adiós, simplemente se marchó sin dar explicación.

Miles de pequeños copos de nieve caían cubriendo las calles de la ciudad Inglesa.

—Como un millón de diamantes —dijo el joven intentando controlar su quebradiza voz—, llegaste en invierno y te fuiste en invierno, como un zorrito de nieve.

La nota en su mano permanecía intacta, acompañando el anillo que había sido dejado atrás por su dueño, ambos objetos eran sujetados con delicadeza y suavidad, por otro lado, la mano libre del joven se apretaba tanto que sus nudillos se encontraban blancos y sus uñas se enterraban en su propia palma.

—Eres un zorrito malo —Una triste sonrisa se dibujó en su rostro.

Los minutos continuaron pasando, la nieve cubrió las calles, los pequeños copos de nieve desaparecían sobre la superficie del Támesis y las huellas que evidenciaban el paso de Jonghyun a través de la ciudad eran cubiertas.

Aquel día de invierno, a pesar de solo vestir unas bermudas, una camiseta sin mangas, a pesar de estar completamente descalzo y a pesar de que el termómetro marcaba 8°C, a pesar de todo nada podía compararse con el frío que quemaba y atravesaba su corazón.

Una tras otra las lágrimas de sus ojos escapaban, la tensión en su piel podía sentirse, cuando las mismas se enfriaban en sus mejillas al intentar descender.

Finalmente llegó a aquel paseo que lo encaminó al Ojo de Londres, aquel significativo lugar para él y Kibum, aquel lugar que los había acompañado en sus más de dos años de relación, aquel lugar que a lo largo de esos dos años se había convertido en su fuerza y en ese momento en su debilidad, aquel lugar que, decidió vio el nacer, y sería testigo del final de aquel amor.

—¿Qué fui para ti? —Preguntó al aire al llegar a la orilla del río, colocando la nota y el anillo en la bardita que lo separaba del paseo junto al río y tratando de comprender que lo que estaba viviendo era real—, ¿Fui un juego para ti? ¿Una aventura?

Su mano intentó sentir el latir de su propio corazón, tal vez sería por el frío del lugar, o tal vez Kibum se había llevado su corazón en su fugaz retirada, lo cierto es que no era capaz de sentir ni el más leve latir en su interior.

—Dijiste que me amabas —susurró al tomar la nota en su mano, abrir la palma de la misma y elevarla en dirección al cielo para esperar por la brisa del río—, no te amo, si es lo que quieres lo aceptaré —dijo cuando aquella nota se fue bailando con una pequeña brisa—, no te buscaré... si no me amas no te obligaré a estar a mi lado.