Capítulo 3

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Azize se sobresaltó cuando la voz de la jefa de enfermeras sonó detrás de ella, estaba agotada, el último tiempo se había tapado de trabajo solamente para no pensar...

Ya habían pasado dos semanas desde que se había despedido de Cevdet y había pensado en él todos los días, pero no tenía ninguna novedad de él y eso la entristecía.

Sabía que las cosas eran difíciles para los soldados, pero esperaba que tanto interés demostrado por él antes de irse se tradujera en algunas líneas, algo que mantuviera su expectativa de volver a verlo...

-       Azize... ¿no me escuchas? - dijo la mujer, que evidentemente tenía poca paciencia.

-       Disculpe... ¿en qué puedo ayudarla?- dijo Azize recuperándose del sobresalto.

-       Tienes correspondencia... acaba de llegar...- dijo la mujer con cansancio y Azize abrió los ojos como platos.

-       ¿Correspondencia dice? ¿para mí?- dijo Azize tratando de reprimir una sonrisa sin conseguirlo en absoluto.

-       Bueno... dice tu nombre... ¿irás a buscarla o no?

-       Sí... sí... gracias...- dijo y salió casi corriendo de la habitación en donde atendía a un paciente, dejándolo a medio vendar...

Se apuró hasta llegar a la mesa de entradas del hospital y el joven recepcionista la miró...

-       La señora Guzel me dijo que había correspondencia para mí...- dijo rápidamente, estaba tan ansiosa que casi no podía pensar.

-       Es cierto, enfermera Azize... aquí está...- dijo el joven y le entregó una carta lacrada.

Azize tomó el sobre entre sus dedos temblorosos y agradeció al recepcionista por habérsela entregado. Salió caminando hacia fuera, sin importarle nada y se sentó en el banco de la entrada, hacía frío, pero tampoco le importaba. Lo único realmente importante era lo que había dentro de ese sobre...

Sintió un nudo en la garganta y abrió el sobre.

"Azize, mi vida:

Estos días han sido difíciles en el frente. Hay momentos en que no se puede respirar, el miedo nos quita el oxígeno. Pero yo te tengo a ti, tan cerca de mi corazón y ocupando mi mente, que los días se tornan un poco más fáciles.

Cierro los ojos y te veo. Veo tus ojos limpios, sinceros, inocentes. Te sueño, me sueño contigo, abrazándote, diciéndote al oído todo lo que siento cuando estás cerca de mí. Tus manos están reunidas con las mías y me sonríes, me cuidas, me sanas...

Siento no poder estar allí para acompañarte, mi deber se ha convertido en una tortura, a pesar de que sé que soy un patriota y no me arrepiento. Pero casi no puedo esperar a volver a verte y que aceptes mi propuesta. Aunque tengo miedo de que todo esto sea sólo una ilusión.

Mi corazón está allí contigo, no lo olvides y cada noche al intentar conciliar el sueño, eres la última en quien pienso y me duermo sonriendo, sabiendo que tengo en mi corazón al ser más maravilloso del mundo.

Deseo fervientemente que los días pasen rápidamente para volver a ti y saber qué piensas y sobre todo qué sientes.

Cevdet."

Azize soltó una bocanada de aire, que contenía casi desde que había abierto el sobre y sintió lágrimas en sus ojos. Entonces él no se había arrepentido. Él seguía pensando en ella y esperaba verla pronto para que ella pudiera decirle cómo se sentía y qué quería hacer con su propuesta.

Érase una vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora