Capítulo 8

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-       Hija... por favor, ayúdame con esto...- dijo mamá Hasibe a su nuera y Azize llegó apurada del jardín en donde había estado cuidando las flores para ayudarla.

-       Mamá Hasibe, por favor... yo la ayudaré...- le dijo y la ayudó a bajar de un banco para poder llegar a unos frascos de harina que descansaban en la alta alacena.

-       Por supuesto... eres alta como un árbol, ni siquiera te hace falta subir a uno de estos bancos...- dijo la mujer riendo y Azize le sonrió con ternura.

Se estiró y trató de buscar el frasco que Hasibe quería alcanzar y en ese momento entró Cevdet a la cocina y la tomó de la cintura y la hizo sobresaltar, al punto de que casi tira todos los frascos al suelo.

-       Mi vida...- le dijo sonriendo él y ella le entregó el frasco a Hasibe y abrazó a su marido.

-       Creí que no llegarías hasta luego del almuerzo...- le dijo y vio que Hasibe se iba, dejándolos un momento a solas antes de besarlo.

-       ¿Qué puedo hacer? Te echaba de menos... - le dijo y siguió besándola.

-       Solo te fuiste un par de horas...- le dijo ella sonriéndole complacida.

-       ¿Eso qué importa? Solo quería llegar aquí para tomarte en mis brazos y...- dijo y le habló al oído y ella soltó una risita cómplice.

-       Tu madre está a unos pocos pasos, Cevdet... qué vergüenza...- le dijo y siguió riendo.

-       No tiene nada de malo... eres mi esposa...- le dijo él y hundió la nariz en su cuello y la escuchó suspirar.

-       Lo sé... pero no podemos estar encerrándonos en la habitación a todas horas...- ella estaba muy divertida, pero también algo avergonzada.

-       ¿Quién dice? - le dijo él y la tomó de la cara.

-       Esta noche... tienes que esperar hasta esta noche...- le dijo ella mientras sentía su cuerpo protestando por las caricias que ya se le habían hecho costumbre y que él se desesperaba por hacerle.

-       Ah... el amor se respira en esta casa...- dijo mamá Hasibe al entrar y Azize empujó un poco a Cevdet para que se separaran.

-       Madre...- dijo Azize y Cevdet sonrió al ver la cara de complicidad de su madre.

-       No tienes que decirme nada, querida... conozco a mi hijo... lo mejor de todo esto es que si siguen así, pronto tendré la casa llena de nietos... eso me gustaría mucho...

-       A ver... dime... ¿cuántos nietos quieres tener? - le preguntó Cevdet alzando las cejas ante la incomodidad de Azize.

-       Por lo menos cuatro...- dijo la mujer con una sonrisa soñadora.

-       ¿Cuatro? - preguntó Azize algo sorprendida.

-       Es un lindo número...- dijo Cevdet y estrechó a Azize entre sus brazos.

Mamá Hasibe se quedó preparando el almuerzo mientras Azize y Cevdet hacían algunas compras para la casa. La gente los saludaba con alegría al verlos felices y enamorados. Ya todos se habían acostumbrado a verlos juntos y ellos se sentían orgullosos de que los viesen como una pareja...

Al volver, mamá Hasibe les dijo que no se sentía demasiado bien y que no almorzaría, Azize se aseguró de que la mujer se recostara y descansara un poco y luego se dedicó a atender a su marido y almorzaron juntos.

-       Lástima que nos hemos quedado solos...- dijo él y apretó su mano por sobre la mesa.

-       Bueno, tu mamá no se sentía bien, está descansando...

Érase una vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora