CAPÍTVLO VI

946 131 206
                                    

¡Hola!

Este pequeño aviso es solo para aclarar que en este capítulo y en los siguientes se describen algunos procesos médicos y, aunque me he intentado informar todo lo posible (gracias amormilibertad 💕) mis conocimientos sanitarios no llegan a tanto, por lo que es posible que haya algún fallo o incongruencia.

⚠️⚠️ Se relata una muerte violenta desde la mitad al final de la segunda escena (II).

¡Gracias por leer y espero que os guste!

I

- Es que, joder, me cago en la puta

No habría más que silencio en la sala de espera si no fuese por él y sus maldiciones entre dientes. Al suelo del pasillo le quedaba poco para que se le empezase a abrir una grieta por los nerviosos pasos de Ricky sin parar desde hacía un buen rato, de un lado a otro, alterado, enfadado e impaciente. Pablo, sin embargo, trazaba con sus ojos el mismo recorrido que hacían los pies del ojiazul.

- Ricky amor, relájate un poco

- ¿Que me relaje cómo? ¡Dímelo! ¡Llevamos aquí la vida y aún no se ha dignado nadie a venir y decirnos si está bien o no! Es compañero de ellos, podían hacer alguna excepción y saltarse algún protocolo

Pablo suspiró, él también estaba desesperado por saber algo, pero conocía bien a su marido y sabía que en ese instante necesitaba mantener la calma por los dos y ser quién apaciguase el fuego en el que se había convertido el mallorquín. Se levantó del asiento y se puso delante de Ricky, cortándole el paso y sujetándole la cara por ambas mejillas para que frenara, dejando pequeñas caricias con los pulgares.

- Cielo, no nos van a dejar sin saber nada, ya vendrán, dime ¿Qué prefieres? ¿Que nos digan algo ya sin tenerlo claro y que nos mareen o que esperen a saberlo con seguridad y nos puedan informar bien de cada paso?

El ojiazul se quedó mirándole y resopló, dándole la razón sin necesidad palabras. Cerró los ojos y se apoyó en el hueco que formaba el hombro y el cuello de su chico, rodeándole la cintura para buscar el abrazo que necesitaba recibir en aquel momento.

- Espero que le cuatripliquen la condena a ese cabrón

- No va a quedar impune, seguro, con la denuncia del hospital se le va a caer el pelo, tranquilo le dio un beso en la sien— siéntate un rato, antes de que hagas un tobogán al sótano

Ricky agradeció las ganas que le ponía su marido a intentar levantarle el ánimo con un pequeña sonrisa y aceptó la invitación, sentándose en las sillas de plástico de la sala de espera y volviendo a refugiar la cabeza en su rincón, al abrigo del calor y el olor de su pareja. Se dejó llevar por la breve sensación de bienestar y cerró de nuevo los ojos, intentando concentrarse en esas dos sensaciones, a las que se le habían sumado unas suaves caricias por todo su brazo, para intentar calmarse.

Pero poco tiempo le duró la relajación, pues a los pocos minutos, la misma mujer joven de media melena lisa y castaña con bata blanca que habló con ellos al principio, se acercó hasta donde estaban ambos con unos cuantos papeles en la mano. En cuanto la vieron llegar, se pusieron de pie tan rápido como sus piernas se lo permitieron.

- Doctora ¿Se sabe algo ya? –preguntó Ricky sin darle lugar a hablar primero, no permitía perder tiempo en rodeos.

- Sí, tengo ya los resultados del TAC y de la resonancia y me temo que no os traigo buenas noticias

La MarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora