Capítulo 11

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Había pasado una hora desde que habíamos llegado a Alejandría.

Daryl y Rosita se fueron directos a casa, Rick y yo repartimos lo que se quedaría aquí y lo que me llevaría a mi comunidad. Cargamos las mochilas en una camioneta para luego irnos a casa.

Rick fue a ducharse mientras que yo me curaba la herida de la cabeza y de la mejilla no sin antes limpiarme la sangre de arrastrado que tenía en la cara.

—Ya puedes entrar.—dijo Rick abriendo la puerta de mi habitación.

Cogí mis cosas y me dirigí hacia la puerta pero Rick no se quitaba.

—Si no te apartas no puedo pasar.—dije seca.

—Casi haces que me maten.—dijo serio.

—Me quedé sin flechas, necesitaba un arma.—dije igual.

—Podrías haberme avisado, te habría ayudado.—dijo seco.

—No necesito tu ayuda, Rick. Por si no te has dado cuenta puedo hacer las cosas yo sola.—

—Por si no te has dado cuenta hoy te he salvado la vida, dos veces.—dijo frunciendo el ceño.

—Por si no te has dado cuenta yo también te he salvado la vida a ti hoy—dije imitando su gesto—. No te habrías quedado sin arma si hubieras confiado en mi y me la hubieras dado cuando te la pedí.-dije seria. Ambos nos quedamos en silencio durante unos segundos mirándonos fijamente.

—Ve a ducharte.—dijo separándose del marco de la puerta.

—Rick—le dije girándome para verlo—. Gracias.—dije con firmeza, él asintió.

Cuando cerré la puerta del baño suspiré de alivió, pensé que me mataría. Solté las cosas en el váter y me quité la ropa llena de sangre para después tirarla al suelo y observarme frente al espejo.

Tenía varios arañazos y más de un moratón de color verde y morado. La herida de mi mejilla ya estaba limpia y cerrada-eso dejaría cicatriz-. Los puntos de la herida de la frente estaban bien cerrados por seguridad. Mi pelo enredado y sucio caía sobre mi espalda y pechos. Tenía que hacer algo.

Entré a la ducha y dejé el agua caliente caer sobre mi cuerpo relajando mis músculos. El suelo de la bañera se lleno de tierra y sangre. Una vez que estuve limpia salí de la ducha con una toalla envolviendo mi cuerpo. Me sequé y me coloqué el pijama para luego mirar mi mojado pelo. Artemisa me mataría, pero era por mi seguridad. No quería que algo como lo de esta expedición volviera a ocurrir. 

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Me miré por última vez al espejo para asegurarme de que la ropa estuviera bien puesta. Mis pantalones negros anchos militares, mi camiseta negra de manga corta dentro del pantalón, mi chaqueta verde estilo militar, mis botas negras cortas anchas y el cinturón en el que normalmente llevaría las armas y recursos. Una taza de café que emanaba humo reposaba sobre la encimera frente a un asiento de las esquinas.

—¿Eso es para mi?—pregunté haciendo que Rick me mirara.

Fuera lo que fuera a decir sus palabras se quedaron el aire cuando me vio. Se quedó durante unos segundos mirándome para luego sacudir la cabeza y volver a su seriedad.

—Si, pensé que te gustaba el café.—

—Así es, es solo que me ha sorprendido que me dejes tomarlo.—dije sentándome en la silla.

—Bueno, dijiste que no podías vivir sin café, ¿no?—dijo serio, yo asentí.

—Ayer trabajé, ¿tendré hoy una comida digna?—

INFERNUM (TWD) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora