Capítulo 15

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Las puertas de Alejandría se abrieron. Una vez dentro, Rick paró el coche y yo me bajé para dirigirme en silencio hacia las celdas.

—¿Qué te ha pasado?—preguntó Carl preocupado cuando me vio acercarme.

Ignoré tanto al chico como al resto delos presentes y abrí la puerta para entrar en las celdas e ir hasta Robin, quien hablaba con Rosita.

—Dios mío, Athenea.—dijo Rosita preocupada.

Me acerqué a ellos y dirigí mi puño hacia la nariz de Robin haciendo que su rostro girara.

—¡Athenea!—chilló Rosita agarrándome del brazo impidiendo que volviera a pegarle.

—¿Qué coño—preguntó confundido mirándome con la mano en su sangrante nariz.

—¡Me mentiste!—grité cabreada mientras me soltaba bruscamente del agarre de mi amiga.

—¿Qué?—preguntó la latina confundida.

—¡Este cabrón es el jodido líder de la comunidad!—grité cabreada de nuevo.

—¿No escapó?—preguntaron detrás de mi.

Me giré para ver que todos los que antes estaban arriba aguardando la puerta ahora estaban abajo.

—No, se lo inventó todo.—le respondió Rick a Eugene.

—Vendrás con nosotros y volverás a tu jodida comunidad para que que los Alejandrinos y los míos vuelvan a casa. ¿Te ha quedado jodidamente claro—pregunté mirándolo.

—Athenea, yo—

—¡He dicho que si te ha quedado claro!—grité acercándome amenazadora hasta él.

—Sí.—susurró serio.

—Bien—me giré y fui hacia los demás—. Nos vemos en el jodido coche en 10 minutos.—le dije a Rick sin siquiera mirarlo para después salir de ahí e ir hacia la enfermería encontrándome con Tara.

—Joder, ¿con quién te has peleado?—preguntó al verme sentarme en la camilla.

—Con el capullo de Grimes.—dije seca.

—Dios, estás hecha una mierda.—dijo mientras mojaba un paño en agua.

—¿No deberías echar alcohol en las heridas?—pregunté confundida.

—No sé que sangre es tuya, cuál de Rick y cuál de los caminantes—dijo llevando el paño a mi rostro.

Apreté la mandíbula al sentir el escozor del agua pero no se compraba con el dolor que sentí cuando pasó el paño con alcohol sobre las heridas.

—Ya está.—susurró minutos después.

—¿Tienes alguna pomada?—pregunté levantándome la camiseta dejándole ver los moratos que me había hecho entrenando con Jesús y los nuevos que había conseguido en la pelea con Grimes.

—Toma, úsala después de ducharte hasta que se vayan.—dijo dándome un bote.

—Gracias. Nos vemos luego, Tara.—dije abriendo la puerta de la enfermería.

—Intenta no pelear de nuevo, por favor.—dijo seria, yo asentí y salí para ir directa al coche.

Rick ya se había abrochado el cinturón y tenía las manos en el volante mientras me veía acercarme. Robin estaba en la parte de atrás con la sangre de su nariz seca, su mejilla roja y sus manos atadas.

INFERNUM (TWD) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora