Capítulo 16

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La mañana se pasó volando entre tareas, cuadrantes y salidas. Habíamos terminado de comer hace media hora. Mientras que esperaba a que Rick saliera de la ducha hablé con La Jefa por el walkie para ver cuántos irían. Para cuando terminé de hablar con ella y con Artemisa, Rick había salido de la ducha con tan solo una toalla envolviendo su cintura. Entré al baño en silencio con una toalla y ropa interior. Tras lavarme el pelo y quitarme el sudor, la sangre y la suciedad salí del baño envuelta en la toalla, con la ropa interior debajo.

—¡Carl!, ¡ya puedes entrar!—grité antes de entrar a mi habitación y cerrar la puerta.

Me dirigí a las bolsas con ropa decente que había traído el grupo de expedición de esta mañana. Al principio pensé en ponerme el vestido que me quedé de Rosita pero cuando la latina y Eric llegaron ilusionados con ropa nueva  descarté la idea.

Mientras me colocaba el vestido pensé que realizar una fiesta así era una tontería. Era gasto de comida innecesario, sin embargo, con una comunidad con tanta gente, probablemente, la comida sea el menor de sus problemas, y las muerte, uno de sus mayores.

Me miré al espejo de manera insegura. Ni siquiera antes de este mundo llevaba cosas así. Era y soy una chica sencilla. Así que no acostumbro a llevar vestido, aún menos, con escote, corte que deja ver toda mi pierna, estrecho y rojo.

—Athenea.—

Vi a través del espejo la puerta abrirse y Rick introdujo su cabeza. Fuese lo que fuese que iba a decir se quedó callado al verme. Me analizó de pies a cabeza a través del espejo. Fruncí mi ceño cuando vi cómo se quedaba mirándome a los ojos.

—¿Qué?—pregunté irritada.

Entró y tras cerrar la puerta se acercó a mi para coger mi rostro entre sus manos. Miré hacia arriba para ver sus claros ojos analizando mi rostro, por suerte, el derrame que le provoqué ayer en uno de sus ojos había desaparecido.

—Lo siento.—susurró mirándome ahora a los ojos.

—No pasa nada, tú tampoco estás muy bien que digamos.—dije mientras dirigía mi mano hacia su mejilla, sin embargo, su mano izquierda se separó de mi de mi mejilla para parar mi mano derecha en el aire.

La bajó lentamente aún sin dejar de mirarme mientras que con su otra mano acariciaba el hematoma morado de mi mejilla izquierda.

—Estás preciosa.—susurró soltándome la mano y la mejilla.

—Tú tampoco estás mal.—dije mirándolo de arriba abajo.

Llevaba un traje azul y una camisa blanca con los dos primeros botones abiertos. Unos zapatos grises en sus pies completaban el conjunto y sus rizos mojados y peinados le daban cierto aire de rebeldía.

—Athenea, he venido a—

Rick y yo nos separamos rápidamente al oír la puerta abrirse. Rick se rascó la nuca nervioso y yo miré expectante a la latina.

—¿Quieres algo?—pregunté hacia mi amiga.

—Venía a maquillarte. No puedes ir con esos hematomas.—dijo moviendo su mano para dejarme ver el pequeño maletín negro que traía con ella.

—Yo ya me iba.—dijo Rick cuando yo le hice un gesto a la latina para que entrase.

Cuando Rick se fue cerré la puerta con cuidado y tras coger aire me giré para ver a una Rosita sonriente.

—¿Qué?—pregunté abriendo mis brazos.

—¿Qué?, ¿es enserio?—dijo riendo—. Eso mismo digo yo. Primero, os matáis a golpes, y ahora estáis como enamorados—dijo mientras soltaba el maletín en el escritorio.

INFERNUM (TWD) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora