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—¿Felix?

Felix no le prestó atención a Soojin, que seguía mirando la puerta cerrada por la que Changbin había desaparecido hace solo unos segundos.

Solo por un momento hubo una chispa, un destello de vida en esos impasibles ojos oscuros, solo para extinguirse tan definitivamente cuando llegó Soojin. Por un segundo había tenido un acceso fugaz a la persona detrás de los piercings y la fachada de badboy, expuesto, hablando de ropa, por sobre todas las cosas. Changbin era aún más enigmático de lo que pensaba.

Felix seguía agarrando la suave camiseta con fuerza en sus manos. Realmente no entendía por qué se la había confiado, o incluso por qué Changbin había elegido ayudarlo. No tenía idea de lo que estaba haciendo bien, qué había hecho para que el pelinegro se olvidara de sí mismo por un momento, solo rezó para poder seguir siendo capaz de hacerlo, fuera lo que fuera.

—¡Felix!

Finalmente miró a Soojin, que lo miraba con una mezcla de incertidumbre y curiosidad desenfrenada.

—Lo siento —se disculpó—, no me di cuenta de que era el baño de chicas.

—Está bien —agitó una mano para despedirla—. Changbin solía venir mucho aquí durante el primer año, cuando le lanzaban bebidas, ¿por qué te ayudó?  —Preguntó sin rodeos, aparentemente ofendida porque él había sido a quien Changbin se había molestado en ayudar. —Debe habernos visto a los miembros del club de baile ser "granizados" millones de veces y nunca ha acudido en nuestra ayuda.

Ojalá supiera. —No tengo idea —se encogió de hombros— ¿Cómo sabes que le lanzaban granizado en primer año? ¿Fuiste amiga suya?

Ella resopló. —No. Nunca tuvo amigos, aparte de Miok. E incluso eso es cuestionable. Siempre ha sido callado, pero se vestía de manera diferente en el primer año, no tenía ninguno de los... accesorios que tiene ahora. Todo eso cambió a principios del segundo año. Sin embargo, no sé realmente qué pasó.

La curiosidad de Felix despertó una vez más. Se sintió aún más honrado y aún más confundido sobre por qué Changbin había decidido (brevemente) abrirse a él.

—¿Por qué le lanzaban granizados exactamente? —Preguntó, desesperado por obtener más información.

—Porque es gay —dijo lentamente. Obviamente, esto no debía ser noticia para él—. O más bien… —se corrigió ella misma— porque los deportistas están aterrorizados de algo diferente de sí mismos y, por lo tanto, deben tratar de destruirlo.

—Es gay —repitió en voz baja. Lo había esperado, por supuesto, pero nunca se había atrevido a pensar realmente en eso. Podía sentir una sonrisa en su rostro, y no había nada que pudiera hacer para detenerla. —Es gay —dijo de nuevo un poco más fuerte, ahora totalmente radiante a Soojin. Quien parecía completamente asqueada.

—No te hagas ilusiones —resopló— He escuchado cosas sobre él, rumores sobre su "vida personal" —hizo comillas exageradas con los dedos—. No quieres involucrarte con alguien así.

—¿Alguien así…? —Preguntó con cautela, con su sonrisa cayendo ligeramente.

—Alguien que es tan... despreocupado sobre con quién se acuesta.

Felix parpadeó hacia ella. —¿De dónde has oído eso?

Ella se encogió de hombros. —Solo rumores.

Sacudió la cabeza con incredulidad. —Con el debido respeto, Soojin, no lo conoces, no estoy diciendo que yo sí lo haga, pero estás difundiendo rumores aparentemente sin pruebas. A mi me ha mostrado amabilidad, me prestó su camiseta —la agitó en su dirección—. No lo trataré de manera diferente porque me dijiste algunas cosas de las que aparentemente algunas personas han estado hablando.

atrapado en ámbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora