34

2.1K 331 175
                                    

advertencia: este capítulo contiene la narración de un ataque de pánico y un accidente automovilístico. 

[El día anterior]

Felix vió a Changbin justo después del almuerzo, observó su rostro inexpresivo y su frente alta, como de costumbre, mientras caminaba por el pasillo hacia su clase de historia.

 Cada hueso del cuerpo de Felix anhelaba llegar a él, pero se contuvo, sin importar cuánto le doliera mantenerse alejado. Había dicho que necesitaba espacio, así que se lo daría.

Todavía no tenía idea de lo que le sucedía al chico en primer lugar. En un momento, todo era maravilloso en la sala de ensayo, abrazándolo, besándolo... y al momento siguiente se estaba alejando. ¿Estaba abrumado? ¿Asustado? ¿De qué? ¿De Felix? La idea hizo que se sintiera mareado.

Caminó aturdido por el pasillo vacío hasta que, con un golpe, se encontró chocando contra la fila de casilleros a su lado. Luchó por mantenerse de pie, con el corazón acelerado.

— ¿Dónde está tu pequeño amigo maricón ahora, eh? —se burló el simio del equipo de fútbol que lo había empujado— ¿Ya no hay nadie que proteja tu trasero de hada? ¿Qué harás? Eres demasiado débil para cuidarte a ti mismo.

Toda la sangre se escurrió de la cara de Felix y estuvo a punto de tropezarse cuando trató de escapar.

Sonó el segundo timbre que indicaba el inicio de las clases de la tarde.

—Esto no ha terminado, pervertido —le dijo—. Hemos hecho todo para que los demás se den cuenta de quién eres realmente, pero parece que no están recibiendo el mensaje, así que tendremos que ser un poco más... persuasivos —hizo una pausa y se acercó más a su rostro—. No eres bienvenido aquí.

Felix logró echarse a correr. Su respiración era trabajosa y aguda cuando llegó al final del pasillo, mirando rápidamente a izquierda y derecha antes de lanzarse al baño para discapacitados y girar la cerradura.

Se dejó caer al suelo, con la cabeza entre las rodillas. Estaba oscuro y silencioso y todo lo que podía escuchar era su propia respiracion agitada.

Se había escapado. Otra vez.

No había luchado. No se había defendido. "Eres demasiado débil para cuidarte a ti mismo" Sus dedos se cerraron en puños a los costados de su cuerpo. Él no era débil. Él podría pelear. Podía defenderse. Se puso de pie, le temblaban las piernas. Pensó en Changbin, siempre tan fuerte, siempre tan orgulloso y decidido a hacer lo que creía correcto.

Felix levantó la barbilla, puso la boca en una línea firme y salió del baño.

💛

Esa tarde estuvo tan tenso durante las clases que no prestó atención en nada. Caminó con la frente en lo más alto que pudo, con los ojos recorriendo los pasillos, buscando algo, cualquier señal de que los jugadores de fútbol hicieran algo diferente a lo habitual.

No pasó nada.

Al final de las clases, sonó la campana y regresó a su casillero.

Nada.

Subió a su automóvil y condujo a su casa en silencio.

💛

Finalmente sucedió, cuando se dirigía a la sala de ensayo al día siguiente.

La escuela se había vaciado rápidamente después de la última clase, quedando merodeando solo los pocos estudiantes que pertenecían a los clubes extracurriculares. Felix acababa de girar hacia el pasillo donde estaba su casillero cuando los vio.

atrapado en ámbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora