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Un susurro grave apareció dentro de su mundo oscuro. —¿Changbin?

El nombrado hizo un pequeño sonido bajo en su garganta.

Una mano pequeña recorrió suavemente el costado de su cara, los dedos acariciando su cabello. —¿Changbin? —La voz, ahora más cerca y más íntima, ​​definitivamente pertenecía a Felix.

Changbin entrecerró los ojos para abrirlos, se encontraba acostado en su cama, en su habitación —Hola —dijo, con la voz quebrada por el sueño.

Felix le sonrió —¿Cómo te sientes?

Changbin se lamió los labios y se los frotó, tratando descubrir cómo se sentía su cuerpo —Estoy cansado, creo —parpadeó, su mente reaccionó— ¿Qué estás haciendo aquí?

—Tu papá me llamó —le dijo Felix, aun arrastrando los dedos por su rostro—. Dijo que casi tienes un accidente automovilístico por querer irme a buscar.

Changbin se sacudió para sentarse, mirando a Felix de arriba abajo. —¿Estás seguro de que estás bien? Ungin dijo que estabas bien, pero ¿estás 100% seguro?

—Changbin, te prometo que estoy bien.

El chico frunció el ceño y extendió la mano para tomar con cautela la de Felix. Estaba magullada y la piel a lo largo de sus nudillos estaba rota. —¿Has... peleado? —preguntó con asombro.

—Bueno... Jaemin, Woojin, Chan, Minho y yo, sí —dijo Felix, con una pequeña sonrisa. El chico lo miró fijamente, pasando su pulgar distraídamente en pequeños círculos en su palma.

—Ven, ¿te acuestas un rato conmigo? —preguntó, tratando de ocultar que, después de todo lo que había pasado, se sentía algo nervioso — ¿Y tal vez podamos hablar?

Felix le apretó la mano. —Claro. 

Changbin se acomodó en la cama mientras Felix se quitaba el abrigo con el que había llegado, lo observó dudar sobre si debería quitarse la camiseta. —Sí, definitivamente deberías eliminar eso —murmuró Changbin.

Felix lo miró y puso los ojos en blanco, quitándose el objeto ofensivo y caminando rápidamente hacia el otro lado de la cama para deslizarse debajo de las sábanas en ropa interior. Changbin se dio la vuelta para mirarlo, quedando enfrentados.

—Hola —susurró.

Felix le devolvió la sonrisa, relajado, abierto y hermoso. 

—¿Por qué estás aquí... —preguntó el pelinegro, en voz baja— después de todo lo que dije? Fui un idiota contigo, Felix.

—No has sido el único  —el pecoso contestó— Yo solo- quisiste hablarme de vuelta. Y eso es todo lo que necesitaba. 

—Quiero pedirte disculpas por todo  —dijo Changbin, acercándose y envolviendo su brazo alrededor de la cintura de Felix.

—Como te dije —le respondió, acariciando el cuello con una de sus manos—. No te podrás deshacer de mí tan fácilmente.

Changbin se arrastró aún más cerca de Felix hasta que pudo sentir el calor de su cuerpo. —Mierda, te extrañé —respiró Changbin—. Supongo que podría tener una ligera tendencia a alejar a la gente cuando estoy asustado. O estresado. O abrumado.

Felix levantó las cejas con una sonrisa burlona. —¿Tú crees?

Changbin lo golpeó —Cállate.

Felix sonrió.

—Es realmente difícil para mí encontrar un equilibrio, ¿sabes? Estuve solo tanto tiempo que de repente tenerlos a ti y a mi padre queriendo cosas de mí- es abrumador. Cuando se vuelve demasiado, solo me dan ganas de... no lo sé, levantar paredes y aislarme otra vez. 

atrapado en ámbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora