En base a lo prometido, Changbin y Felix pasaron las últimas horas de la víspera de Año Nuevo presionados uno contra el otro en la cama.
Una película parpadeó silenciosamente en el fondo, pero el pelinegro estaba mucho más interesado en dejar un rastro de suaves besos en el cuello ajeno. Felix estaba cálido debajo de él, toda la ropa arrugada y la piel suave, dejando escapar pequeños y adorables jadeos mientras Changbin chupaba suavemente justo debajo de su oreja.
Felix estaba completamente relajado, como lo estaba siempre que estaban solos en estos días. Changbin estaba perfectamente contento con dejar que todo fluyera y no tratar de presionarlo para que hablara. Guardó el dolor y la confusión en el fondo de su mente, con la esperanza de descubrir lo que sea que sucediera cuando regresaran a clases.
Se acomodó más encima de Felix, haciendo todo lo posible para apoyar la mayor parte de su peso sobre sus codos y rodillas, pero el chico simplemente pasó las manos por su espalda y tiró de él para que quedara completamente tumbado.
El contacto cuerpo a cuerpo provocó que Felix dejara escapar un gemido, enviando una deliciosa oleada de calor a través de Changbin, quien no pudo evitar que se le dibujara una sonrisa.
Empujó los dedos por los costados de la camiseta de Felix, acariciando desde alrededor de su estómago hasta las costillas, mientras presionaba besos en su cuello, sus labios y su mejilla. Fue arrugando cada vez más la prenda hasta que pudo deslizarla sobre su cabeza, encontrándose con los ojos muy abiertos y oscuros de Felix tan pronto como la echó a un lado.
—Te amo —murmuró, rozando los labios ajenos mientras hablaba, y cerró el pequeño espacio entre ellos, dejando un beso en los suaves y abiertos labios de Felix. Éste emitió un leve zumbido y se apretó contra él, deslizando sus brazos alrededor de su cintura y apretándolo más fuerte, arqueándose y sellando sus bocas, con sus lenguas acariciándose mutuamente, Felix buscando el piercing y rodeándolo, lentamente, sabiendo exactamente lo que provocaba en Changbin.
Para el pelinegro, lo que antes era cálido, ahora ardía. El calor inundaba desde su estómago hasta sus mejillas. Cada inhalación llenaba sus pulmones con el adictivo aroma de la piel de Felix, se apartó de su boca y enterró su nariz nuevamente en su cuello, absorbiendo justo debajo de la línea fuerte de su mandíbula, y enroscando su lengua en el fino brillo de su piel.
Felix dejó escapar un sorprendido "Oh" debajo de él y se retorció, sus caderas frotándose una contra la otra por primera vez.
Las chispas burbujearon en la columna vertebral de Changbin, instintivamente presionó sus caderas hacia atrás y dejó escapar un gemido por la fricción.
Se congeló ante el sonido de su propia voz, se sobresaltó en su cuerpo y se apartó del cuello de Felix con rapidez. Los ojos de Felix estaban cerrados y las mejillas llenas de color, la cabeza inclinada hacia atrás y el cuello tenso, las manos apretadas en la camiseta sin mangas de Changbin. Lentamente parpadeó, abriendo los ojos, para encontrarse con los suyos.
—Lo sien... —comenzó a susurrar, pero Felix lo interrumpió sacudiendo la cabeza, sus labios hinchados se curvaron en una sonrisa.
—No tienes nada por lo que lamentarte.
Changbin miró profundamente a los ojos de Felix. —Pronto, lo prometo.
Felix soltó la camiseta de Changbin y extendió la mano para apartarle el cabello de la cara al pelinegro. —No hay prisa —se inclinó y presionó un beso lento y prolongado en los labios ajenos. Sus brazos se convirtieron en gelatina y se dejó caer hacia abajo, apoyando la barbilla en el pecho de Felix. Quien continuó acariciando su cabello, logrando que su respiración finalmente comenzara a equilibrarse.
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atrapado en ámbar.
FanfictionHan pasado siete años desde la muerte de su madre, Changbin y su padre se han convertido en dos extraños que viven en la misma casa. A pesar de que ya nadie lo moleste en el instituto, la situación no mejora. Hasta que un día, un estudiante de insti...