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Inicia la maratón navideña <3
subiré capítulo hoy, mañana 24 y el miércoles 25
Quizá el jueves también, depende si veo mucho hype (?) 

Que lo disfrutennnnNn


Changbin se despertó en una niebla de confusión, con un zumbido en los oídos y un sabor repugnante en la boca. Gimió de disgusto, pero se interrumpió abruptamente cuando las vibraciones de su voz sacudieron su cabeza. Apretó los ojos contra la luz que apuñaló sus párpados y hundió su rostro en la almohada agradablemente fría. 

Se sentía pesado, sus miembros se hundían en el suave colchón, y no estaba completamente seguro de poder moverse, incluso si quisiera. 

Y joder, realmente no quería hacerlo.

Una mano le apretó el hombro y retiró las mantas de su cara. El chico abrió los ojos para ver una humeante taza de café en la mesita de noche, y el rostro de su padre mirándolo con una expresión preocupada.

Se hundió un poco más en el colchón.

—Hola, amigo —dijo Ungin, manteniendo su mano apretada sobre el hombro de su hijo— ¿Como te sientes?

—Como la mierda —se puso las mantas sobre su cabeza y cerró los ojos de nuevo, de inmediato las imágenes de la noche anterior nadaron en el primer plano de su mente, causando que pequeñas y afiladas agujas de vergüenza comenzaran a pincharle la piel. 

Había actuado como un necesitado.

Había actuado como un necesitado en frente de Felix. 

Se acurrucó sobre sí mismo, lejos de su padre.  —Solo déjame dormir.

—Está bien —dijo Ungin en voz baja—. Solo quería avisarte que me llamaron al garaje en un trabajo de emergencia, pero volveré pronto.

Changbin hizo un pequeño gruñido de reconocimiento.

El hombre se encaminó hacia la salida, para detenerse en la puerta —Felix todavía está dormido en el sofá. Solo... para que lo sepas, o... sí, eso. Él está en el sofá.

Changbin se congeló, mientras escuchaba los pasos de su padre retirándose de la habitación y bajando las escaleras. 

Sus ojos parpadearon, su corazón comenzó a latir rápidamente, al ritmo de su cabeza.

Felix todavía estaba en su casa.

Se sentó de golpe en la cama y se arrepintió cuando una ola de náuseas lo venció. Presionándose una mano en la boca, apartó las piernas y se tambaleó hacia su baño. Agarró la cerámica fría del fregadero y respiró hondo. Su pálido reflejo le devolvió la mirada a través de los ojos inyectados en sangre. 

Se arrastró lentamente hasta la ducha, cerró los ojos y levantó la cara hacia la lluvia. Se pasó los dedos por el pelo, dejando que el agua hirviendo le cubriera. Ésta no hizo nada para disminuir la ansiedad que se revolvía en su estómago.

Con un suspiro cerró la ducha y envolvió una toalla firmemente alrededor de su cintura. Después de cepillarse los dientes, se puso su ropa más suave y volvió a hundirse en su cama desordenada. Distinguió algo azul debajo de su almohada, aquella bufanda de seda que le pertenecía a su madre. La levantó y la pasó lentamente entre sus dedos, con su cabeza inclinada y su cabello húmedo protegiéndole los ojos de la luz que provenía de la ventana.

Hubo un suave golpe en la puerta abierta. Changbin levantó la vista, un susurro sobresaltado de aire escapó de sus labios. Felix estaba en el umbral.

atrapado en ámbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora