Ahora que Felix había logrado llegar a Changbin, ahora que había sentido su cuerpo contra el suyo, se había vuelto imposible controlar el impulso, la necesidad de estar siempre sintiendo su tacto: un pequeño apretón de la mano en agradecimiento, una palmada en la rodilla en despedida, un abrazo como saludo: no podía evitarlo. Y el chico parecía sorprendido cada vez que Felix intentaba iniciar un contacto físico, como si no creyera en el hecho de que todavía quería estar allí con él.
Pero ayer, Changbin lo había abrazado. Había envuelto sus brazos alrededor de su cintura y había metido su rostro entre su hombro y su cuello, solo por un segundo, enviando un golpe agradable a través del estómago de Felix, quien no pudo recordar lo que se suponía que debía hacer con sus manos hasta decidir aprovechar y rodear sus hombros solo por un segundo. Luego Changbin se alejó y caminó hacia la salida de la habitación.
Felix se había quedado clavado en el lugar en el que se habían abrazado, parpadeando rápidamente tras él. Changbin se dio cuenta de que el pecoso no lo estaba siguiendo y se volvió para mirarlo, con una pequeña sonrisa en su rostro mientras le hacía señas con un movimiento de cabeza y un meneo de dedos.
El corazón de Felix se aceleró solo de pensarlo, una sonrisa incontenible se formó en su rostro. No tenía idea de si Changbin se había dado cuenta de lo que había hecho; simplemente se sentía tan bien sabiendo que confiaba en él lo suficiente como para permitirle estar cerca. Para contarle cosas. Para liberarse un poco. Y no podía dejar de pensar en que no le había otorgado ese honor a nadie más.
Pero aunque lo intentara, aún no había podido atravesar el muro que éste había construido con tanto cuidado a su alrededor.
Tenía tantas ganas de que lo dejara entrar en su mente; no sabía qué más podía hacer para demostrarle que podía confiar en él.
Dar pequeños pasos, se recordaba a sí mismo.
Cuando lo conoció en esa escalera meses atrás, Felix nunca hubiera imaginado que se animaría a abrazarlo. Pero cuanto más se acercaba al chico, más quería conocer sus límites.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe corto y agudo en las costillas. Le frunció el ceño a Minho, que estaba mirando al frente, recostándose casualmente en su asiento en la sala de ensayo.
—¿Por qué ha sido eso? —preguntó, frotándose la zona del golpe.
Minho se volvió hacia él con una mirada amplia e inocente en sus ojos. —¿Qué cosa? —Felix levantó las cejas cuando su amigo le dirigió una sonrisa—. Vamos, Lix. Tenías un cartel de "soñando con Seo Changbin" en toda la cara.
Felix cruzó los brazos, recostándose en la silla con un resoplido silencioso. —Cállate...
—Amigo, la aceptación es el primer paso para la recuperación. Bueno, eso o... simplemente le dices cómo te sientes —Minho le dirigió una mirada aguda.
Felix miró al techo con desprecio por la idea.
—Hablo en serio, Lix. Funcionó cuando me le declaré a Jisung.
—Sí —dijo Felix con un suspiro—, pero ustedes son perfectos el uno para el otro. En cuanto a Changbin... yo estoy tan lejos de su radar que hasta la idea es ridícula. Y ni siquiera creo que él quiera una relación, realmente no hablamos de ese tipo de cosas.
—No lo sabrás hasta que hables con él —dijo Minho encogiéndose de hombros, como si fuera la cosa más fácil del mundo. Felix deseaba ser la mitad de relajado que Minho. —¿Que es lo peor que podría pasar?
—¿Lo peor que podría pasar? —Felix repitió lentamente—. Lo peor que podría pasar es que lo asuste por completo con esta idea ridícula que tengo sobre mis sentimientos y que nunca vuelva a hablarme.
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atrapado en ámbar.
FanficHan pasado siete años desde la muerte de su madre, Changbin y su padre se han convertido en dos extraños que viven en la misma casa. A pesar de que ya nadie lo moleste en el instituto, la situación no mejora. Hasta que un día, un estudiante de insti...