Epílogo.

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Changbin se echó un vistazo evaluador sobre sí mismo en el espejo, girando su cuerpo de un lado a otro para asegurarse de que todo estuviera bien para su primer día en la agencia, había obtenido su primer contrato oficial como productor. Había considerado quitarse sus piercings, pero no quería ser otra cosa que no fuera él mismo.

Un par de cálidos brazos se deslizaron alrededor de su cintura, sintió la presión familiar de una nariz acariciando la parte posterior de su cuello y la suavidad de la piel del torso de Felix apoyarse en su espalda. 

—Es muy temprano —Felix murmuró— Se suponía que debía despertarte hoy con el desayuno, ¿ha sonado la alarma?

—No —dijo Changbin, concentrándose ahora en su cabello. El color en su flequillo se había decolorado demasiado, por lo que decidió teñirlo completamente de negro, con la ayuda de Felix—. La desactivé al levantarme. No pude dormir. Y sabes que no comeré de todos modos.

—Café —dijo el Felix, iluminándose de la nada—. Te traeré café.

Changbin sonrió, luego lentamente movió sus ojos hacia la humeante taza de café en el escritorio junto a él. Felix frunció el ceño tristemente. —Mierda, demasiado tarde.

El pelinegro puso los ojos en blanco. Después de un momento, lo miró con la expresión suavizada y le tomó las manos, observando detenidamente a un pecoso confundido, frotando la piel suave de sus pequeñas manos con el pulgar. —¿Sabes? No puedo esperar a que termine este año —dijo—, necesito que termine la cuenta regresiva, que la próxima vez vengas aquí, que no sea de visitas ni de vacaciones. Que no tengas que irte de nuevo, nunca más. 

Felix sonrió deliciosamente antes de presionarle un beso cargado de necesidad y amor. 

Lo estaba haciendo bien, realmente se las habían podido arreglar. Pero Changbin no quería ni pensar en tener que despedirse otra vez.

Solo unos meses más, piensa. Solo unos meses más. 

Hubo un golpe en la puerta. El chico se escapó de los brazos del pecoso para abrirla y ver a Ungin parado en el pasillo, con una mano en el bolsillo y la otra con un regalo envuelto en un papel chillón.

—Hey —dijo Changbin, sorprendido—, pensé que no te volveríamos a ver hasta la cena de esta noche.

—Sí, pero, eh... —Ungin dudó— ¿Puedo entrar?

—Claro —dijo Changbin, retrocediendo. Felix le envió una mirada inquisitiva desde la cocina, pero Changbin se encogió de hombros y se volvió hacia su padre. Hizo un gesto hacia el sofá y se sentó en uno de sus extremos, esperando mientras Ungin se acomodaba.

Se sentaron en silencio por un momento, hasta que el chico finalmente lo rompió.

—¿Papá? Uhm, tengo que irme pronto, ¿qué necesitabas?

—Cierto —dijo Ungin, y notó que su hijo miraba con curiosidad el regalo—. Sé lo que estás pensando, no me mires así, sé que tu cumpleaños es mañana —puso los ojos en blanco—. Solo quería darte esto hoy, para tu primer día.

Le entregó el regalo a Changbin con una sonrisa tentativa.

—No tenías que darme nada.

—Yo quería, creo que es el momento adecuado.

Changbin ladeó la cabeza con curiosidad y comenzó a desenvolverlo, pasando el dedo por debajo de la cinta y tirando. Sintió seda debajo de las yemas de sus dedos, vio un destello de color azul marino entre el papel. Se le cortó el aliento en la garganta.

Levantó la vista hacia su padre, incapaz de decir una palabra, luego bajó la mirada hacia la bufanda y la liberó del papel.

—¿Cómo...?

Ungin se aclaró la garganta. —Uhm, bueno, después de que te dejé en el aeropuerto ese día, tuve una idea de lo que podrías haber pensado que tenías que hacer, así que me detuve en el cementerio. La encontré allí, la limpié y la guardé para cuando creyera que podrías quererla de nuevo.

Changbin sostuvo la tela con ambas manos, pasando los pulgares de un lado a otro. —¿Por qué ahora?

Ungin se encogió de hombros con una sonrisa amable. —Porque ahora puedes pensar en tu madre y sonreír.

El calor se erizó detrás de los ojos de Changbin, pero sabía que las lágrimas no caerían. Bajó la mirada hacia la bufanda y se levantó, cruzando el desván hasta el espejo de cuerpo entero.

Desdobló la bufanda y se la echó al cuello. Lo ató con un nudo a un lado de la garganta y dejó que los extremos se arrastraran sobre su camisa. El azul, si bien era oscuro, era al menos un toque de color en su outfit totalmente negro.

Ungin apareció detrás de él en el espejo, con ambas manos en los bolsillos y los hombros encorvados.

—Volveré a mi hotel, solo quería darte la bufanda y desearte suerte hoy.

Changbin giró lentamente para mirarlo, sus dedos aún rozaban la seda.

—Gracias —dijo, un poco sin aliento—. Por la bufanda, quiero decir.

—Oh, ven aquí —dijo Ungin eventualmente. Changbin parpadeó y cayó sin gracia en el abrazo de su padre, extendiendo sus propios brazos tentativamente alrededor y dándole palmaditas en la espalda, realmente no sabía qué hacer.

Changbin retrocedió rápidamente, su sonrisa pequeña pero esperanzada. Ungin trató de limpiarse sigilosamente los ojos.

—Bien —dijo el hombre, aclarándose la garganta—. Me iré.

Changbin asintió y lo observó cruzar la habitación y salir por la puerta, enviándole una sonrisa. 

Felix salió de la habitación, ahora completamente vestido, y se dirigió a Changbin. Extendió la mano para tomar la suya y el pelinegro inmediatamente entrelazó sus dedos.

—¿Estás bien? —le preguntó, escaneando su rostro.

Changbin asintió, apretándole la mano —Sí, lo estoy.

Felix le sonrió, luego se inclinó para un beso rápido, sus manos suavemente acunando los lados de la cara de Changbin.

Changbin le sonrió, deslizando sus brazos alrededor de su cintura para mantenerlo allí, pegado a su cuerpo. El pecoso hizo un sonido de satisfacción y abrió la boca aún más, inclinando la cabeza y presionando más cerca. Sus lenguas empezaron a jugar, sus dientes empezaron a morder.

—Joder —dijo Changbin después de unos minutos, echándose para atrás,  tratando de controlar su temperatura corporal, sin aliento—, me tengo que ir.

Felix se lanzó para darle un rápido beso en la mejilla y dio un paso atrás.

Changbin se permitió unos segundos para recuperarse y respirar.

—Lo harás bien —dijo Felix con un gesto confiado de su cabeza.

—Creo que sí.

💛💛💛

bueno, ya lo he dicho to' 
lxs  quiero, gracias, nos vemos muy muy pronto en otro fic 💛


pd: agradecería mucho si, ahora que atrapado en ambar está finalizado, lo compartieran con sus amix si les gustó 💛💛

cuídense mucho
-cam 

atrapado en ámbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora