Esa tarde, Felix se sentó en la parte superior de la sala de baile, con los tobillos cruzados por debajo de él. A su lado, Jisung y Minho estaban en un aparente esfuerzo por ocupar solo una silla entre los dos, con las extremidades enredadas sin remedio mientras trataban de consumirse las caras. Le dio un poco de asco a Felix: él estaba de acuerdo con el afecto y amor, pero había un límite (y, pensó, esos chicos estaban traspasándolo).
Había una competencia de baile en solo dos semanas y nadie la había mencionado aún. Felix estaba empezando a considerar advertir al profesor Dong-nim al respecto. No estaba seguro de si su maestro había recordado siquiera qué estaba sucediendo, y mucho menos si había comenzado a armar algún tipo de repertorio. Felix tenía algunas ideas que quería presentar al grupo, pero no estaba seguro de si su contribución sería muy apreciada.
Especialmente después de la extraña venganza que Jaemin parecía haber desarrollado contra él. Felix había dejado en claro muchas veces que, de hecho, estaba allí solo para divertirse, bailar, actuar, quizá rapear y hacer nuevos amigos.
No le importaba tener solos de baile ni acaparar el escenario. Había pensado que había terminado con la absurda política de los clubs, pero desafortunadamente se había equivocado mucho.
Después de su bienvenida inicial al grupo, había luchado por encajar adecuadamente. Por su cuenta, se llevaba bien con la mayoría de ellos. Jisung había sido el más amable. Compartían muchas de sus clases, por lo que estudiaban juntos regularmente. Con Soojin tenía sus momentos: ambos tenían una intensa pasión por el baile y la actuación (aunque Felix pensó que tal vez era un poco más racional al respecto). Y Minho era genial, podía bromear con él como si fuera un amigo de hacía mucho tiempo. No le molestaba que se quitara la camisa con frecuencia después de la práctica de baile. Y que luego se estirara (Felix se sentía algo culpable, pero Minho se estaba exhibiendo felizmente, sería grosero no apreciar su belleza).
Todo estaba bien hasta allí, pero los problemas llegaron cuando se reunieron todos los miembros. Cada uno tenía su rol estricto dentro del club. Incluso si se quejaban de no obtener solos (lo cual hacían, diariamente), al final del día eran una unidad, y Felix todavía se sentía como un extraño. No sabía dónde estaba su lugar.
—¡Felix!
—Eh, ¿qué? —Felix parpadeó, sacado de su aturdimiento.
—Amigo, presta atención —reprendió Jaemin—. Si no lo hacemos bien este año, será porque gente como tú no está escuchando, porque no forma parte del equipo. No puedes aparecer cuando quieras y esperar que nos adaptemos a ti mientras bailas alguna de tus canciones que nadie conoce.
Una ola de frustración rodó sobre Felix. Se retorció ligeramente en su asiento, sus manos inconscientemente apretadas en puños en su regazo. Respiró hondo y se obligó a relajarse. Se obligó a elevarse por encima de él. Sus dedos se flexionaron tensamente a lo largo de la parte superior de sus muslos, retorciéndose e inquietos, ansiosos por hacer algo.
Sostuvo la mirada de Jaemin, y luego barrió deliberadamente la habitación. No fue el único que no había prestado atención.
Minho y Jisung todavía estaban completamente absortos en las amígdalas del otro, Jeongin estaba coloreando un libro de texto, Chan lo miraba de cerca con la cabeza apoyada sobre su hombro, Hyunjin estaba practicando rap con Seungmin de expectador, Woojin hojeaba una revista y Chuck estaba... ¿dónde estaba Chuck? No estaba por ningún lado. Probablemente pasando el tiempo con alguna chica.
Volvió a mirar a Jaemin y levantó una ceja. Si tan solo pudiera tener una pizca de la capacidad de Changbin para mantener sus expresiones faciales bloqueadas, Jaemin seguramente se sentiría intimidado y lo dejaría en paz.

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atrapado en ámbar.
FanfictionHan pasado siete años desde la muerte de su madre, Changbin y su padre se han convertido en dos extraños que viven en la misma casa. A pesar de que ya nadie lo moleste en el instituto, la situación no mejora. Hasta que un día, un estudiante de insti...