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Felix apartó los ojos de los de Changbin y levantó la vista alrededor de la mesa, retrocediendo en su silla cuando vio la furiosa mirada de Miok frente a él. Moviéndose incómodo, buscó la ayuda de Changbin, pero su mirada ahora estaba fija en el borde de la mesa, mientras jugueteaba distraídamente con el piercing de su ceja.

Felix le devolvió la mirada de mala gana a Miok. —¿Qué?—articuló.

Ella puso los ojos en blanco y golpeó el reloj envuelto alrededor de su muñeca. —Más tarde.

Felix inclinó la cabeza en asentimiento, su mente ya estaba considerando todas las posibilidades. 

¿Qué podría haber hecho para molestarla? Para ser sincero, le tenía un poco de miedo. Habían pasado tiempo juntos, pero Changbin siempre estaba entre ellos, y la verdad sea dicha, rara vez se hablaban, por lo que Felix no podía hacerse la idea acerca de qué era lo que pasaba por su mente.

Cuando el almuerzo llegó a su fin, Changbin inmediatamente retiró la silla y se puso de pie, murmurando un tranquilo "te veo luego" a Felix y dirigiéndose hacia el patio, buscando en sus bolsillos un cigarrillo.

El pecoso saltó cuando una mano se enroscó alrededor de brazo. Miok había aparecido justo a su lado, con una expresión sombría en su rostro.

—Vamos a tener una pequeña charla —dijo, y lo arrastró fuera de la cafetería a un aula vacía. Si bien la chica era más baja que él, el cuerpo delgado de Felix no era difícil de llevar.

Ella cerró la puerta de golpe y lo soltó.

—¿Qué? —preguntó indignado.

Miok se cruzó de brazos. —¿En serio lo preguntas?

—Uhm, sí

La chica se sentó en el escritorio de la profesora y señaló una silla. —Siéntate.

Él obedeció.

—Changbin fue quien me acompañó mientras yo atravesaba situaciones de mierda. Solo él se quedó, sin juzgarme. ¿Sabías que yo antes era porrista?

—Yo... realmente no puedo imaginar eso —dijo débilmente, preguntándose a dónde demonios quería llegar la chica con esta conversación.

—Bueno, es mejor que lo creas. Era líder hasta que empezaron a circular rumores sobre mí... cosas que no vienen al caso. En fin, inmediatamente todos me rechazaron. Literalmente todos. A excepción de Changbin. Nuestra amistad es rara, lo sé, pero hemos estado allí el uno para el otro cuando no había nadie más. Eso significa algo.

Felix asintió.

—Entonces... puedes ser su amigo, ser su novio, lo que sea —continuó—, mientras le hagas bien. Pero no jodas con él. Debes haberte dado cuenta de que ha pasado por mucha mierda, todavía no ha salido de ella. Así que si me entero de que haces su vida aún más difícil, haré que te arrepientas, ¿entendido?

Felix asintió tontamente —Yo, uhm... —se aclaró la garganta rápidamente— sí, entiendo, y confía en mí. No quiero lastimarlo de ninguna manera, pero no entiendo por qué me lo dices.

—Tú no... —se interrumpió, sacudiendo la cabeza—. En la mesa, recién, actuaste como si la sola idea de estar con Changbin te diera asco. Como si nunca pudieras estar con él.

—¡Eso no fue lo que quise decir en absoluto!

—¿A qué te referías exactamente, entonces?

—Bueno —comenzó, inseguro— él es Changbin y... yo soy yo. Somos amigos.

—Si, todo eso es cierto, ¿me dirás cuál es el punto o...?

Felix volvió la cabeza con frustración. —Dije eso porque pensé que se sentiría avergonzado de que alguien como él pudiera ser puesto en una oración con alguien como yo.

atrapado en ámbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora