Dos semanas después...
Los tambores resonaban desde primera hora de la mañana. Yo seguía en la cama del hotel en el que me estaba quedando con mis padres. No teníamos permitido volver a Sharp Tusk, y, ya que yo no quería dormir en la casa de los Ward, el hotel parecía la mejor opción.
Era cinco de febrero. El cumpleaños de Hunter. El combate por el liderazgo. La mayoría de edad del asesino de mi hermano, que nunca sería Alfa. Seguro que los hermanos Harris se regocijaban mientras se preparaban para la batalla. Nadie sabía qué pasaría si ellos ganaban; ¿gobernarían los dos, o solo Dean tendría el derecho a ser Alfa? ¿Qué pasaría con su hermana entonces? Damaris no había esclarecido nada, pero por la Diosa esperaba que ganara el Delta. Cualquier opción era mejor que los Harris.
—Cariño, tienes que levantarte y desayunar. Tenemos que estar allí a tiempo.
La voz de mi madre me sonó lejana, aunque venía de la puerta. No tuve otra opción que hacerle caso. Aún me costaba hablar, así que no lo hice. Me había pasado gran parte de la noche sin dormir, gracias a Hunter.
El hecho de seguir sus emociones en mi interior lo hacía todo más difícil. Sabía que estaba arrepentido, dolido y se sentía culpable, porque de no haber conocido yo tan bien mis propias emociones, las habría confundido con las mías. La ira y la tristeza todavía me embargaban, pero cada vez era más fácil sobrellevarlas.
Pero fui totalmente consciente de que él había tenido que transformarse sin ayuda de su compañera, solo, al contrario de como debía ser. Aún me dolían las extremidades debido al intenso dolor físico que Hunter había sufrido. La aceptación que él sentía en cuanto a su soledad en su primera transformación me pegó como un mazazo en el estómago.
¿Podía seguir llamándole compañero eterno? Técnicamente lo éramos, ya que no había modo de desvincularnos. Incluso tenía su rango, es decir, ninguno: aunque él hubiera cometido un crimen y se le negara el ascenso a Alfa, a mí no me habían devuelto mi rango, así que además de estar sola era una don nadie. Me dieron ganas de llorar, pero me contuve.
Querría haber podido ir a Sharp Tusk a ver a Chloe, cuyo apoyo, aunque pareciera mentira, necesitaba desesperadamente. Pero Damaris tuvo que seguir las órdenes del Consejo de Alfas y me impidió salir de la manada. No éramos sospechosos, como era evidente, pero por el bien de la investigación debíamos quedarnos allí.
Mi madre no mejoraba. Su ansiedad y su estrés cada vez eran mayores. Los Alfas les habían mandado llamar en un par de ocasiones para que dieran cuenta de algunos detalles sobre la investigación, pero me dejaron a mí a un lado. Lo agradecía, pero el hecho de que mis padres tuvieran que revivir el momento me partía el alma. Solo gracias a la fortaleza de mi padre, a mi madre no le había dado un infarto. Esperaba que no volviera a recaer en la depresión en la que estuvo durante los meses posteriores a la muerte de Matt; ella fue la que me sacó del pozo en el que yo me había hundido, y ahora no me veía capaz de hacer lo mismo por ella.
El duelo tendría lugar en un claro cercano al bosque de la manada. Para cuando llegamos, casi todo el mundo ya estaba allí. Y todos nos estaban mirando.
Intenté no pensar en el hecho de que, a medida que avanzábamos entre la multitud, la gente se paraba a darnos sus condolencias o hacer algún comentario para el que definitivamente yo no estaba preparada. Damaris tenía un lugar privilegiado para ver la lucha, cuyo terreno había sido delimitado por unas vallas, y nos había reservado un sitio, por deferencia. Me parecía irónico que tuviéramos butacas VIP para presenciar cómo Hunter no ocupaba su lugar entre los luchadores. Nunca había tenido como objetivo convertirme en Luna de una manada, pero debo admitir que, en cuanto me vinculé con Hunter, ser Luna se volvió un sueño que cada vez estaba más cerca de poder cumplirse. Luego se fue todo a la mierda.
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Phoenix
WerewolfLa Semana de la Hoguera. Así llaman los licántropos al corto período de tiempo que tienen para encontrar pareja. Kayla "Phoenix" McAllister nunca pensó que encontraría a su pareja eterna en una pista de baile. Tampoco sabía que había un chico capaz...