IV

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—¡Tía Elle! ¡Tía Elle, despierta!

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—¡Tía Elle! ¡Tía Elle, despierta!

El griterío de Drake la hizo abrir los ojos de golpe y sonreír ante su gesto extasiado y adormilado a primera hora de la mañana.

—Buenos días, bebé —Lo atrapó en sus brazos, con cariño, sintiéndose también desorientada.

Como una especie de flashback, los recuerdos de la noche anterior se atoraron en su mente, descubriendo la respuesta que se había hecho inconscientemente, la razón de haber despertado en la casa, o específicamente, en la cama de su madre. Sus pensamientos viajaron a la fiesta de aniversario, recordó lo que había sucedido con Dianne, y posterior a ello, con Damian, había roto con su príncipe, y al ser consciente nuevamente sus ojos se llenaron de lágrimas. Atrapó con fuerza el cuerpo del pequeño en sus brazos, mientras aguantaba un sollozo.

—¿Qué sucede, tía? —preguntó el crío, apartándose de ella —¿Por qué lloras? ¿Estás bien?

Elle sonrió, o al menos trato de hacerlo, cuando Drake pasó sus pequeños dedos por su mejilla, recogiendo la humedad en su rostro a causa del llanto. Tomó su mano y le dio un beso a sus dedos.

—Estoy bien, estoy feliz de verte y por eso lloro —Soltó una pequeña carcajada al verlo rodar los ojos.

—Las mujeres y sus dramas, me van a volver loco las tres —Se quejó en tono divertido, dándole un momento de paz a su tía, alegrándole un poco su mañana, o fue así hasta que preguntó —: ¿Y el tío Damian? ¿viene? Quiero jugar con él una partida de baloncesto.

Elle abrió la boca, pero nada salió. El vacío que sentía por dentro crecía, apoderándose de su pecho y su estomago. Quería llorar, por lo mal que se sentía, más que rabia, sentía mucho dolor, y estaba costándole demasiado mantenerse al margen frente a Drake, y su rostro curioso expectante de una respuesta.

—El tío Damian no podrá venir por ahora —Levantó la mirada hasta la puerta, encontrándose con su madre, quien la ayudaba a darle una respuesta al niño.

—¿Por qué? —preguntó, con la decepción en su rostro, sin dejar de mirar a Elle.

—Drake... —gimió ella, sintiendo un doloroso nudo obstruyendo su garganta —Tu tío y yo hemos tenido un problema, discutimos y por ahora no lo vamos a ver.

—¿Has terminado con él? —preguntó confundido, y al verla asentir, cabizbaja, le tomó la mano —¿Es por eso que lloras, tía Elle? ¿estás triste porque ya no estás con el tío Damian?

—Si, pequeño —le respondió, y soltó un sollozo en cuanto Drake se tiró en sus brazos para mimarla.

—No llores, el tío Damian sabe mucho de chicas, y él va a conquistarte otra vez.

Dejó de abrazarlo y le dio un beso a su frente.

—Espero que sí, cariño —respondió sin pensar, aunque no supo definir, si estaba mintiéndole o no.

Por tus Zapatos Negros (PARTE II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora