—¿Por qué me besas? ¿Quién demonios eres tú?
Sintió que su cabeza estallaba mientras procesaba las palabras de Elle. No podía creer que no lo recordara, abrió su boca para decirle, pero nada salió, todo lo que habían vivido, desde el primer baile hasta que la dejó en la camilla pasaron por su mente, como una película de un segundo de duración. Estaba temblando nervioso, y su única solución fue mirar a Mary que lo veía tan estupefacto como él.
Ambos estaban en una especie de shock, mirándose fijamente.
Pero..., una risita, acompañada de una tos, los hizo mirarla, y Elle continuó:
—¡Es broma, tontito! —se burló, sin parar de reír —Ven, dame más besitos, que me duele mucho la cabeza.
Bufó, sintiendo como la sangre le volvía a correr por el cuerpo, moría por poder montarla en su regazo y azotarla por jugar con sus sentimientos, y la inmensa preocupación que estaba sintiendo en ese instante. Sin duda, era una malvada en todos los aspectos. Pero, por otro lado se sintió feliz, Elle estaba bien, no le había pasado absolutamente nada, e incluso tenía energías para bromear.
—Eres un demonio, Elle Roberts —murmuró, inclinándose nuevamente sobre ella para besarla.
Su boca no fue suficiente, le repartió besos por todo el rostro, encantado de oírla y verla reír, hasta que el carraspeo de su suegra lo hizo parar.
—¡Elle! ¿Cómo te puedes jugar así? —le regañó su madre, nerviosa, y molesta al verla reír otra vez.
—Por él, por traerme aquí —murmuró consentida, mirándolo con un mohín en la boca.
—Te desmayaste y te golpeaste, me asusté mucho, cenicienta —le explicó acariciando su cabello.
—Lo siento —dijo apenada. Era lo último que hubiese deseado.
—No, preciosa —Le besó la frente, y se quedó allí, sintiendo su calor mientras Elle lo abrazaba —Yo solo quiero que estés bien.
—¿Cómo te sientes, bebé? —preguntó Mary, aunque por las bromita que había hecho intuía que la respuesta era positiva.
—Estoy bien, mamá, tranquila —Le tomó la mano, llenándose de su calor maternal y le regaló una sonrisa —Me duele un poquito la cabeza, pero me siento bien.
La puerta se abrió y los tres dirigieron su mirada a esta observando a la doctora entrar. Les regaló una sonrisa tranquilizadora, y susurró con un toque de humor.
—La bella durmiente ha despertado.
—Es Cenicienta, doctora Betty —le corrigió Mary, y los tres rieron.
—Perdón, Cenicienta —Se disculpó divertida al ver las mejillas de su paciente levemente sonrosadas —. Ya tengo los resultados de los exámenes.
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Por tus Zapatos Negros (PARTE II)
Romance***SEGUNDA PARTE DE LA DUOLOGÍA ZAPATOS DE TACÓN*** Damian Walker, un hombre enamorado, que lo dará todo por recuperar a su cenicienta en versión porno. Después del desastroso final de la fiesta de aniversario, Damian y Elle pondrán a prueba la fue...