Aguardó nervioso en su auto unos segundos, estaba temblando como un crío, le daba terror el solo pensar que se encontraría con una Elle arrepentida de aquel mensaje, apenas habían pasado veinte minutos de que lo había recibido, y no había dudado en salir corriendo para verla, para buscarla. De camino compró un enorme y hermoso ramo de rosas rojas, y ahora se encontraba estacionado a unas cuantas casas de la de su cenicienta, listo para hablar con ella.
Bajó del auto, aparentando una seguridad que no tenía, solo estaba decidido a reconquistarla, o al menos a obtener una oportunidad para hacerlo. Se detuvo al ver a Mary salir con un hombre de su casa, que la sujetaba de la cintura y ella le sonreía gustosa, imaginó que era el enamorado que una vez Elle le había comentado que tenía, y sonrió ante la idea de estar a solas con Elle, para conversar con tranquilidad.
Al ver a su madre salir, se recostó de la puerta con un montón de sentimientos causando estragos en su ser, le había dicho a Damian que no quería más espacios, que no la dejara ir, y su respuesta fue nada, un profundo silencio que la carcomía por dentro. Iba a comenzar a arrepentirse, cuando un golpe resonó en su puerta, asustándola, y segura de que era su madre, abrió con rapidez.
—¿Qué... —Se calló al ver un enorme ramo de rosas frente a ella en las manos de un hombre trajeado que conocía muy bien —¿Damian? —chilló, con un hilo de voz y el corazón latiendo desbocado.
—Mi preciosa cenicienta en versión porno.
Bajó las rosas hasta que su rostro varonil, cubierto por una hermosa barba, y sus ojos grises brillando de emoción, quedaron al descubierto para Elle.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, luchando para controlar sus nervios.
Tentando a su suerte, se acercó a ella hasta que escasos centímetros los separaban, la sintió temblar, y eso era bueno, además, en sus labios había un atisbo de sonrisa, y sus ojos brillaban como tanto le gustaba.
—No mas espacios entre nosotros, cenicienta —El brazo que sujetaba las rosas se cruzó alrededor de su cintura, pegándola a su cuerpo, y su mano libre tomó su mejilla en una suave caricia —No te dejaré ir, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y estoy dispuesto a todo por ti —Respiró profundo, era ahora o nunca más volvería a tenerla tan cerca.
»Sé que te fallé, que no actué como debía, que no te defendí como juré que lo haría, que no confié en ti como me pediste, pero nada de lo que hice fue consciente, te juro que en mi vida jamás he querido hacerte daño, ni a ti, ni a nadie, por eso cuando tú y Dianne estaban enfrentándose actué pensando en mis miedos del pasado, miedo a lastimar a alguien a quien amo, sin tomar en cuenta que mi mayor miedo era un futuro sin la mujer que amo, a una vida sin ti, Elle, mi cenicienta.
La desesperación latente en su voz, hizo que de sus ojos emanaran un par de lágrimas, quienes fueron sucedidas por otro par. Entendía lo que él decía, comprendía su difícil postura, todo sucedió tan rápido, que cualquier reacción que hubiese tenido, a favor o no, hubiese sido inconsciente, hubiese sido una reacción a lo que sus miedos le hubiesen indicado, y no quería eso para Damian, ya no quería más miedos en su vida, ni del pasado, ni del futuro, y ella, como la mujer que más lo amaba lo quería ayudar.
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Por tus Zapatos Negros (PARTE II)
Любовные романы***SEGUNDA PARTE DE LA DUOLOGÍA ZAPATOS DE TACÓN*** Damian Walker, un hombre enamorado, que lo dará todo por recuperar a su cenicienta en versión porno. Después del desastroso final de la fiesta de aniversario, Damian y Elle pondrán a prueba la fue...