XVIII

12.4K 880 89
                                    


Habían pasado dos semanas luego del desmayo de Elle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Habían pasado dos semanas luego del desmayo de Elle.

Dos semanas que habían empezado como un paraíso, pero ahora se habían vuelto una tortura para ella. Amaba toda la atención que había recibido de parte de Damian, Vivianne y su madre, apenas le dejaban hacer las cosas, tomaba el desayuno en la cama, y no había vuelto a trabajar, había tenido tiempo para ella, e incluso había hecho ejercicio. Al principio se había sentido una reina, ahora estaba agobiada porque quería volver a su realidad, quería salir, trabajar, ir a bailar, beber alcohol, y tener sexo con su jefe, pero no había tenido absolutamente nada de ello en dos semanas.

Tiró el libro que tenía en sus manos, fastidiada de pasar todas las tardes en el sofá leyendo. Era viernes, apenas eran las cinco de la tarde, y no tenía absolutamente nada que hacer, Damian había dejado ordenes estrictas a Vivianne de no dejarla salir, porque temía que se fuese a desmayar, o tener una "crisis" y le pudiese pasar algo malo.

No hizo el intento de llamar a su madre para que fuese esa tarde, sabía que estaba de guardia, pensó en su amiga, pero también recordó que Drake tenía su práctica de baloncesto y ella lo acompañaba.

Resopló, moviendo el cabello de su frente.

Llamó a Damian, para expresarle su frustración como cada día, y éste, al tercer tono contestó:

—Preci... —No lo dejó continuar.

—¡Estoy harta, Damian! ¡Estoy hasta el tope de estar encerrada!

—Estoy bien, gracias por ser tan linda y preguntar —Soltó, haciéndola bufar.

—No estoy para juegos, Walker.

—Debes guardar reposo, no quiero que te pase nada malo —le respondió en serio, preocupado por ella.

—Me estoy volviendo loca, ¿eso no te preocupa?

Damian sonrió ante su tierno reclamo.

—Digamos que tu locura no es algo nuevo, estoy acostumbrado y sé como tratarla.

—Hablo enserio, ya no agunto más, y cuando vengas hablaremos de ello —Le reclamó molesta, porque había su idea el dejarla encerrada en casa —Te juro que no me he escapado como una cría de dieciséis porque no quiero preocupar a la pobre Vivianne.

—Tienes que comprender que estás enferma, y nos preocupamos por ti, cenicienta.

—¡No! ¡No estoy enferma! —le alzó la voz, obstinada de oír eso —Solo tengo que evitar situaciones de estrés y nerviosismo, de resto funciono como una persona normal, debo continuar con mi vida, ¡¿si comprendes tú?!

—Calmate, te estás alterando... —Lo interrumpió de nuevo.

—¡Obvio me altero, Damian! —Era una bomba de tiempo, y explotó —: Tengo dos semanas encerrada, alejada de todo, de mi trabajo, mis amigos, de las cosas que me gusta hacer, e incluso estoy alejada de ti, me has rechazado cuando... —No pudo terminar, el nudo en la garganta la dejó sin palabras.

Por tus Zapatos Negros (PARTE II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora