Espectro 57: La carta y el rubí.

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Había resuelto que tenía que poner orden a mi vida, esta vez no joderia la situación, o al menos no tanto. Para mi siempre era de noche desde que él se había marchado y entre una de mis tantas resoluciones que había tomado en medio de la noche y mientras intentaba deshacerme de esas absurdas ideas de perseguir patrones era que arreglaría la situación por completo, haría lo que fuese por hacerle volver, era absurdo, ahora que me había decidido a batear del lado contrario, resultaba que no tenía con quien jugar. No! Sid no huiría de esto! Él lo había provocado y seria el quien se haría responsable de estos sentimientos!

Decidí que no era lo más óptimo abandonar mi trabajo en Moonlight ni mis compromisos de mis deberes con la asamblea ya que si yo dejaba de estar cerca corría el riesgo de no enterarme de las noticias que hubiera de Sid, así que me quedaría hasta saber algo.

Para mi regreso las cosas en Moonlight eran manejadas como un cambio de CEO, se rumoraban cientos de cosas, y algunas de tantas era que Santinni había cometido fraude, otra era que había llevado de nuevo a algunas empresas a quiebre y una más era que había muerto, entonces la empresa era llevada por el vicepresidente que era un señor ya de edad y este a su vez seguía las ordenes de un CEO interino impuesto el cual aún nadie sabía quién era. Como a mí nadie me había cambiado el puesto asumí que seguía siendo asistente de presidencia y subí hasta la oficina, cuando entre una ola de nostalgia me inundo, recordé ese tiempo de cuando aquellos besos me eran empalagosos, sin pensar en lo que hacía o las consecuencias de mis actos fui derecho a la oficina de Sid y me metí, tal parecía que había olvidado como nos habíamos conocido, o quizás recordaba tan bien ese día de brujas que sabía que era la única forma de provocarle.

La oficina estaba a oscuras, parecía que el la había dejado así apenas hace unas horas pero yo sabía que no era cierto; él se había marchado hacia días atrás. Pero ahora que tenía la ocasión de estar en aquel lugar me dirigí hacia los enormes ventanales , que más daba si él no estaba aquí para decirme que no lo hiciera. Tome el grueso cordel de la ventana y como si el me fuera a escuchar, como si mi insignificante presencia fuera a provocarle grite:

-Sid?! Sid, si estas oyendo, más te vale que regreses , vuelve , Sid vuelve!!!-Entonces comencé a abrir los ventanales a tope para que la luz del sol; la poca o mucha luz de esa mañana de Londres inundara aquella oficina, quería acabar con mi oscuridad cuanto antes pero entre más luz entraba más sentía su ausencia-Sid.....no hacen falta razones para que estemos juntos.

Cuando termine de abrir las pesadas y polvosas cortinas y ventanales mire su escritorio, ese viejo escritorio que había sido testigo de mi necedad durante dos años. Estaba igual que siempre lleno de papeles desordenados. Toqué con las yemas de mis dedos la madera de este, era rancia pero a mí me gustaba, quería aprenderme cada línea que definía este como si logrando esto haría que el volviera.

-Sid vuelve... Me muero por verte-Dije dejándome caer en la silla que crujió ante mi peso- Vuelve, quiero volver a tenerte!

Mire el escritorio, con la luz del día se miraba muchísimo más viejo y más maltratado, revolví los papeles que había ahí, nada relevante para mí. Contratos , cartas, estados de cuenta, cosas aburridas de la empresa que no me interesaban, y que no le harían volver. Cuando había revuelto todos los papeles que encontré a mi vista, comencé a hurgar los cajones. Me di cuenta de que estaba viviendo un deja vu, irónico, así había conseguido la atención de Sid sin quererlo y ahora que le quería más allá de todo el no vendría. Encontré aquel enorme manojo de llaves, sin pensarlo mucho me lo guardé en el bolsillo, quizas me pudiera ser útil, podría ser que si iba y le rompía todos los vidrios a los palacios de Sid este se enojara y por puro coraje regresara a mí para matarme no?.... Stephan idiota!

Abrí los cajones que no estaban bajo llave y vi que todos los de la derecha estaban llenos de cajas de chocolates Belgas. Todas estaban ordenadas , eran nuevas y estaban adornadas con un moño rojo y una tarjetita con mi nombre.

Espectro... De Amor L1Where stories live. Discover now