Quería verse hermosa para Fernando, la noche anterior no paró de pensar en lo que había ocurrido, sus sentimientos hacia él seguían siendo confusos, se sentía atraída, no podía engañarse el enamoramiento estaba tomándose su corazón, aunque no dejaba de pensar en lo mal y destrozada que había quedado tras su última y única relación, el fantasma de Axel Levine seguía presente, cómo no estarlo, tenía un hijo de él- Mi hijo, creo que Fernando no sabe la existencia, o será que mi padre le habrá dicho, ya tendré el tiempo de decirle, ojala no sienta algún disgusto- Aplicó un poco de rímel sobre sus pestañas.-Barbie, quiero mi café ya mismo, rápido deja de jugar con tu rímel y muévete.
Vuelve a ser el mismo patán: -Buenos días.
-Y envía esto con el mensajero a la dirección que tiene el sobre.
-Cómo usted ordene- lo miró con desilusión, algo triste, se giró y lo dejo solo.-Pequeña Hada, luces hermosa, quería darte los buenos días con un beso, muero por hacerlo, pero si te consiento mucho echare a perder mi plan contigo, sé que te desilusionaste un poco, ya lo entenderás-: Natalie ven acá.
-Dime.
-Recuerdas lo que te encargue, que has curioseado sobre la vida de mi asistente.
-Disculpa Fer no he tenido el tiempo suficiente, tu madre me tiene de arriba abajo sin descanso, ya sabes cómo es, te juro que estoy a punto de entregar mi carta de renuncia.
-Si mi mamá es un dolor de cabeza, no se te olvide, hazle conversa, no sé.
-Ella es la hija de Paulo Hogaza y Mery Anne la reconocida asesora de moda seguro encuentras algo en google o wikipedia.
-Okey.-¿Dónde quedo el Fernando de anoche? Por qué actúa de esa manera, se supone que estuvimos a punto de acostarnos su comportamiento debería ser diferente, me hubiera dado los buenos días si quiera, imbécil.
-¿Por qué esa cara, tu jefe te hizo algo?
-Mike.
-Cómo estás, Lucero.
-Muy bien, leí el artículo que hiciste sobre la nueva colección que lanzo Roberto Cavalli, me encantó, de verdad eres un excelente periodista de la moda, te fijaste hasta en lo más mínimo.
-Muchas gracias Lu, me alegra que una mujer distinguida como valore mi trabajo.
-Lo hace muy bien.
-A dónde vas.
-Por el café de Starbucks de la sabandija ponzoñosa de mi jefe.
-No entiendo por qué Fer es tan duro contigo, el es muy amable con todos sus trabajadores, es todo lo contrario a su madre.
-La señora Grace es un terror, ya había leído de ella en infinidad de revistas, por fortuna en las semanas que llevo trabajando no me he cruzado con ella.
-Ya te llegará tu hora, y nunca te dejes afectar por sus groseros comentarios.
-Okey.Caminaron juntos hasta el lugar, compraron el café de Fernando, entre risas y una buena charla regresaron al edificio.
-Te gustaría ir conmigo esta noche a una entrevista con Adele.
-¿Adele? Hablas enserio.
-Sí, dará un concierto privado, muy exclusivo y voy de parte de la revista, mira es casi imposible entrar a ese show, pocos irán, se presentaran algunas canciones inéditas.
-A ¿qué hora nos vemos entonces?
-Te espero a las 7 aquí abajo.
-Está bien.Se despidieron y ella se dirigía hacia el ascensor- ¿Coqueteando?- Dio un respingo y se sobresaltó -Me asustaste, ten aquí está tu café... Ya no lo quiero- lo arrojó a la basura- No lo hubieras botado- ¿Te afecta?- ¿qué paso con el Fernando de ayer? Le preguntó mirándole fijamente, el esquivó esa mirada- Aquí sigue, y necesito que termines temprano todo el trabajo que tienes para hoy, me acompañaras a un evento a las 7:00 pm- Lucero dejó de caminar- ¿Qué? A esa hora salgo.- No me interesa Barbie, saldrás a las 5:00 te pondrás hermosa y pasaré por ti antes de las siete- Lo siento pero tengo un compromiso con Mike Peterson- No es mi problema cancélalo.- Y ¿si no quiero ir?- Le gritó, haciendo énfasis en el "Y".- Fácil, estas despedida.- Te odio... Fernando, eres un grosero, un engreído, un animal.
-Gracias, muñequita de vitrina, ahora si me permites debo ir a supervisar una sesión de fotos en Brooklyn. Y lo olvidaba, ve a esta dirección y reclamas mi mascota.
-No pienso ser la niñera de lo que sea que tengas como mascota.
-No te estoy preguntando si quieres, vas a ese sitio y la traes a la oficina, esperas a que yo regrese, no tardare mucho.
-Me puedes decir si quiera...- Fernando le había dado la espalda.- ¿Qué demonios tienes como mascota, cretino?- él ignoró su pregunta.