Capitulo 21

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Un brazalete, no era lo que precisamente le regalaría esa noche, estaba camino a la joyería donde reclamaría la pieza perfecta para finiquitar o concentrar esa idea que tanto pensó y meditó. Fernando no era una persona creyente del matrimonio, creía en la unión libre, no veía necesario hacer firmas en papeles o jurar amor eterno frente a un cura y una cruz, estaba seguro que su amor por Lucero duraría una eternidad, no era necesario ningún documento o acción que lo demostrará, el matrimonio no era prioridad en esa relación, total ya estaban conviviendo como si fueran uno. Nunca habían hablado de ese tema, ella jamás le insinuó querer casarse para su suerte, porque seguramente la evadiría.
Sin embargo, dejó de hacerse el ciego, pensó en ella, ella y su mundo rosa. Todo comenzó en una sesión de fotos para una edición especial de "Novias" de la revista, ese día llegaron cientos de vestidos que Lucero ayudó a organizar, el encanto por hacer ese trabajo que ella tenía era enorme, sonreía como mujer ilusionada cuando veía esos preciosos vestidos blancos, Fernando notó esa ilusión que ella tenía oculta o que jamás demostró por tener una boda, conociéndola seguramente ella soñaba con una boda de cuento de princesas y si era uno de sus sueños como mujer, a cabalidad el debía cumplirlo- No le veo nada de malo a esto del matrimonio, aunque no deja de ser esa especie de contrato de declaración de voluntades y los contratos suelen tener fecha de caducidad, se supone que había abandonado esa idea, es lo mejor, veamos el matrimonio como ese día donde la mujer que más amas se va a sentir como una princesa, seguramente será uno de los días más felices de su vida y esa felicidad se te va a contagiar cuando la veas vestida de blanco diciendo acepto... ¿Desde cuándo soy tan romántico? Cómo sea, a demás se verá preciosa
-¿Fer, en qué tanto piensas mi amor?
-En nada, en que te tengo una sorpresa.
-Con el brazalete basta.
-Okey, entonces entremos de una vez.
Entraron a la exclusiva joyería de la mano, sonrientes.
-Ve buscando el brazalete o no sé que quieras, yo estaré aquí viendo relojes.
Lucero caminó en busca del brazalete, lo había visto en el mostrador pero ya no estaba, Fernando encontró al asesor que le había vendido el anillo, con el que había estado hablando hace unos días.
-Señor Colunga, tal como lo ordenó, llegó desde Italia el día de ayer, listo para que se lo entregue a su novia, ¿desea que se lo muestre?
-No, no por favor, ¿ve esa hermosa mujer que está viendo los brazaletes?
-Si.
-Ella es mi futura esposa, quiero darle una sorpresa, ella no sabe que vine a reclamar el anillo de compromiso. Podría pasármelo ya mismo sin que ella se de cuenta.
-Por supuesto, pero permítame entregarle unos documentos que debe firmar, el anillo está elaborado en materiales costosos.
-Okey, pero que sea rápido.
-No sé preocupe, solo firme aquí y aquí- Fernando firmo rápidamente y recibió la pequeña caja para guardarla en el bolsillo de su chaqueta.
-Fer...
-¿Qué pasó, bonita, por qué esa cara?
-Hace unas horas vendieron el brazalete.
-Y ¿no hay nada que te guste?
-No, yo quería ese brazalete... Y qué estabas firmando.
¿Qué estaba firmado? Qué me invento:- Acabo de comprar un reloj, solo es que me lo enviarán a Nueva York.
-Ah.
-¿Segura que no quieres nada?
-No, vámonos de aquí, yo solo quería esa-él notó el semblante de desilusión de Lucero.
-Como tú quieras, hermosa, recuerda que mandas.
-Lo recuerdo. Mejor vamos a seguir caminando, esté lugar es maravilloso.
-¿No quieres hacer locuras hoy?
-No me tientes.
-Alguna vez me contaste los que hacías en tus viajes a las Vegas.
-¿Quieres que lo repita, pero contigo?
-Sería estupendo.
-Okey, entonces lidiaras con una loca en todo el resto de noche.- Enredó sus brazos en el cuello de él, se pego más a su cuerpo para besarlo- Me arriesgo.
-Entonces bésame más...

Fernando no tenía la menor idea de cómo pediría su mano, no quería hacerlo arrodillándose, abriendo la caja y preguntarle si quería casarse con él, eso le parecía de libreto de novela, quería hacerlo de una manera original, él era un genio creativo, se le ocurrió algo a su manera, antes de salir del hotel mientras ella estaba tomando una ducha, de su maleta saco su cuaderno de dibujo, siempre lo llevaba consigo, arrancó unas cuantas hojas, en cada hoja escribió algo, las dobló y guardó en su chaqueta.


Diseñame en LX díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora