Capítulo 23

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- ¿Me vas golpear... Fer?- Preguntó temerosa, con hilo su voz que se  quebrantaba igual que ella por dentro al ver como "el perfecto caballero de espada" se convertía en el dragón guardián de una torre de terror que amenazaba con lanzar llamas y calcinarla.
¿Me vas golpear... Fer?- palabra que hizo eco en la parte racional de Fernando, logrando la tardía reacción- ¿Qué carajos pretendes hacer? Me convertí en una maldita bestia- Lucero notó que él no reaccionaba solo tenía la mirada perdida y su rostro sujeto entre su mano, en unos segundos la soltó, ella respiró, era el momento para huir, no tenía fuerzas suficientes estaba algo golpeada, se arrastro lejos de él.
Él comenzó a aterrizar completamente, la tonalidad oscura infernal de sus ojos se aclara totalmente, lo enrojecido de su piel por su ira, iba desapareciendo, miró a la débil y maltratada mujer a su izquierda que lo miraba suplicante- Dios mío, qué te hice- se acercó a ella, ella levantó sus manos y volteó su rostro como mecanismo de defensa,  -estás sangrando, te lastimé, te lastimé, pequeña, perdóname...- Ella lo escuchaba llorando y desesperado, el tono de voz había cambiado, se atrevió a mirarlo con su cara empapada de lagrimas enmarcada por el dolor de cuerpo y alma que sentía- Me hiciste daño, Fer...
-Soy maldito cretino- la abrazó, mientras ella se desfragmentaba en esos mismo brazos que le hicieron daño hacia solo unos minutos- Fernando, te tengo miedo, suéltame.
-Bonita, yo lo siento, no quería hacerlo.
-Lo hiciste, lo hiciste.- ella le sujetó el rostro con sus frágiles manos temblorosas- Qué ocurrió, por qué lo hiciste, me hiciste daño- Los ojos cristalinos de ella eran un completo manantial.- No lo sé, no lo sé, perdí el control sobre mis emociones, me llenó de ira saber que pudiste...
-Pero no, nunca ocurrió nada.
-Es que...
-Es que nada Fer, mira como me dejaste, las heridas son lo menos importante, pero lee mis ojos...- Logró levantarse- no sé qué más decirte, acepto mi culpa, acepto que actúe de mala manera, que pude haberte lastimado, de hecho lo hice, pero nada te daba derecho a que reaccionaras de esa manera tan...
-Perdóname, perdóname por favor- Se colocó de rodillas y se abrazó a las piernas de ella-Fernando, aún siento miedo, tú qué crees que ocurre cuando ya se siente miedo, mejor apártate.- Se soltó de ella, ella agarró una camiseta que encontró en el suelo, se limpio las heridas de su espalda, era como una gatita maltratada lamiéndose las heridas en un oscuro rincón. Verla haciendo eso, era una completa tortura para Fernando, quería regresar el tiempo y no haber actuado de esa manera no lo podía hacer, igual que acercarse y ayudarla, limpiar, curar esas heridas que él mismo causo- Estás muy lastimada, déjame hacer algo.
-No te toques, no quiero que me hagas más daño.
Ella se colocó un cárdigan, tomó su equipaje.- No puedes irte en ese estado.
-Estado en el que me dejaste.
-Se te puede infectar las heridas, tienes que hacerte revisar.
-Esto es lo que menos me importa, esto es superficial comparado a lo que estoy sintiendo, no aguanto estar cerca de ti, si realmente no me quieres hacer más daño, déjame ir. Perdón de nuevo por lo que hice, sé que te herí, espero que algún día puedas perdonarme.
La destrocé y aún así es ella la que termina pidiendo disculpas, no la merezco, no debí dejarme influenciar de esa manera, jamás debí haber dudado de ella, menos atreverme a tocarla...-Perdóname tú a mí.
-Dicen que el verdadero amor perdona, mi amor por ti es verdadero, te podría perdonar, pero olvidar lo ocurrido, olvídate de todo... Adiós, Fernando.- Se marchó a paso lento, no podía caminar bien, él no la podía detener, ya suficiente mal le había causado.

En la salida del hotel, se secó sus lagrimas, dejo de mirar al suelo, se colocó sus lentes del sol, levanto su mirada, esquivó el ardor de sus laceraciones, se marchó en un taxi camino al aeropuerto... No quería pensar en el terrorífico episodio que había vivido, quería tener control fuerte sobre su mente y pensamientos igual que por su conducto lacrimal, no deseaba llorar más, odiaba tener su corazón tan frágil- Pasó en unos segundos, todo dio un giro drástico y dramático, esta vez no fue una pesadilla, esta vez ocurrió, ambos nos hicimos daño, ambos... Solo quiero dejar de pensar en Fernando, evadir esta realidad, Lucero, tú sabes cómo hacerlo, recuerda cuando evadías los momentos triste, recuerda lo disfrazabas con una sonrisa de nada está ocurriendo, todo está bien... Piensa en algo que te haga feliz, lo que me hace feliz es él, él niño de ojos grises, solo quiero estar ya con él, abrazarme a él y sentir como a su lado mis miedos, angustias, dolor, lagrimas, se desaparecen, Iker es mi único consuelo, en adelante volveremos a ser solo él y yo...

Diseñame en LX díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora