Capitulo 28

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-¡NO!- Abrió sus ojos más que nunca, estaba totalmente cubierta en sudor frio con el ritmo cardiaco más acelerado que nunca, casi sin poder respirar por su agitación.
Un estruendoso grito preocupó a Fernando, corrió hasta la habitación donde estaba durmiendo Lucero desde hace muchas horas.- ¿Qué ocurre, estás bien?- Se le acercó preocupado.
-Fernando, Fer... estoy viva...-Miraba sus manos y cuerpo.
-Claro que lo estás, por qué no deberías de estarlo.
-Porque brinque por esa ventana- Señalo el balcón.
Él comenzaba a mirarla con extrañeza bastante confundido- Lucero ¿estás bien? no, es claro que no lo estas, estás temblando y alterada. Fue una pesadilla- Se incorporó a la cama y la abrazó para tranquilizarla- Pero Fernando, fue real... Yo perdí al bebé, el bebé se murió por mi culpa.
-Lucero fue un mal sueño, el bebé está bien, sigue aquí dentro creciendo.
-No- Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.-Sí, Lucero, todo ocurrió en tu cabecita mientras dormías.
-No, yo me desperté en medio de esa cirugía, luego sentía lo triste que estabas, luego tu madre... FUE HORRIBLE.
-Pequeña, nada de eso ocurrió, tú estás bien, solo es que llevas durmiendo muchos horas.
-Mi bebé, ¿mi bebé está aquí?
Fernando subió la T-shirt de ella- Míralo, ¿ves está curva pequeña en tu vientre?- Posó su mano, ella asintió con su cabeza- Ahí está Mía o Phineas.- Con su otra mano le secó las lagrimas- Ya no llores más, no paso absolutamente nada.
-Todo fue real, espantoso, espantoso.
-Ya no pienses más en eso, eso te pasa por dormir tanto.
-Te amo, te amo- Lucero lo abrazó con fuerza sin querer soltarlo- ¿Y eso?
-No quiero separarme nunca de ti- se aferraba más a él.
-Eso nunca va a ocurrir- Le besó sus cabellos y acaricio sus hombros.

Ella despertó de una vez por todas, esta vez no en medio del sueño de una pesadilla, todo había sido un mal sueño, un mal sueño que pudo decir sintió en su piel. Para ella mientras se acomodaba a la verdadera realidad sucedió, tardo varios minutos en reaccionar, en hacerse la idea que nada, nada había sido cierto, lo de la pérdida de su hijo, su enfermedad mental e intento de suicidio no habían ocurrido, todo fue producto de un llamado trastorno del sueño que mientras dormía le hizo una mala jugada, una terrible y poco agradable.


-¿Ya te tranquilizaste?
-Sí, discúlpame por el numerito que acabo de hacerte.
-No, tienes que disculparte, tener pesadillas es horrible, solía tener muchas cuando era un niño.
-Sigues siéndolo.-Le sonrió con ternura.
-Sí, es evidente ya te tranquilizaste.
-Y ¿mi otro niño?
-Se lo llevó Nicole, recuerdas que en unas horas me darán el premio por publicista del año, ese que tanto te entusiasmó y hasta un traje mandaste a confeccionar para mi.

La maldita ceremonia donde me humilló, todo comenzó ahí, si, si cuando Grace se acercó a humillarme, a ridiculizarme delante de media ciudad, luego... es mejor no pensar más en eso, NO OCURRIO- Sí...Si, lo recuerdo.
-Creo que se nos está haciendo tarde.
-No quiero ir.
-¿QUÉ?-Le asombró lo que dijo, se suponía que era la más interesada.
-No, no quiero.-Se cubrió el rostro con las manos y su tono de voz se escuchaba como si se tratase de un capricho.
-Por qué, si tú eras la más entusiasmada, mira ese vestido que está ahí colgado, llego ayer desde Paris es un Valentino que morías por lucir esta noche.
-Ya no lo quiero usar, no quiero ir Fernando, no.
-¿El problema es el vestido? No importa tienes cientos de vestidos hermosos.
-No, no es eso.
-¿Entonces?
-Que no quiero ir, no me siento bien, ve solo.
-No, no tiene razón ir sin ti.
-Pero es tu premio, tienes que ir, te están esperando muchas personas.
-No, prefiero quedarme contigo toda la noche- La besó.
-Es tú noche.- Le acarició el rostro, mientras él cerraba los ojos y sentía las suaves yemas tocándolo.
-Por eso, es mi noche y si yo quiero la paso con la madre de mis hijos que esta algo llorona y sensible, el premio me lo pueden enviar por correo.
-¿Harías eso por mi?
-Eso y más.
-¿Qué le dirás a las personas?
-Fácil, que te sientes mal, eso cualquiera lo comprenderá, no puedo dejarte sola.
-Te mereces todo- Se le acomodó en horcajadas con bastante agilidad.
-Sí es verdad y casi que no te levantas para empezar a darme ese "todo".-Rodeo con sus manos la espalda y parte trasera de ella.
-Eres un soquete. ¿Enserio llevo tanto tiempo durmiendo?
-Pensé que habías entrado en esta de coma, tal vez sería por evento que tuvimos ayer celebrando tu contrato para "Miu-Miu" señora diseñadora.
-Es cierto, llegue agotada y caí como la bella durmiente en los brazos tonificados de mi príncipe, bueno mi otro príncipe.
-Sabias que eres muy hermosa, eres una hada, un hada que habita en mi bosque encantado siempre-Le acomodó sus cabellos detrás de su oreja y acarició su rostro.- Soy tu pequeña hada.
-Exacto.
-Y qué quieres que hagamos, me dices que Iker está con mi hermana, tenemos la casa para nosotros solos.
-¿Hace mucho calor no crees?
-Es cierto, por qué no vas tomar un baño de agua helada, seguro así se te quita.
-¿Solito? No aparte hace unas horas tome mi ducha.
-Es mi hora entonces. ¿Me acompañas, no me gusta hacerlo sola?
-La pregunta sobra, espérame te preparo la bañera.
-No es necesario.
-Quiero hacerte sentir siempre lo mejor posible.
-Gracias, Fer...
-Oye no crees que deberíamos ir a Broadway, siempre hay buenos musicales- Hablaba desde el baño buscando unas velas.
-¿Tú crees?
-Creo que es buena idea, sé que adoras esos musicales- Acomodaba las velas en alrededor de la bañera, cerca de los lavamanos.
-La verdad sí, pero quiero hacer algo donde también la pases muy bien, adoras las películas de acción.
-Te aburren, Lucero.
-Tienes razón, pero podemos ver otras.
-Me parecer buena idea.- Encendía el camino de velas.
-¿Qué tanto haces?
-Descuida, no tarde- Encendió unas cuantas velitas con esencias y las ubicó en las esquinas, abrió el grifo del agua tibia.
-Ya- se levanto de la cama, sentía sus piernas débiles y pesadas- Dormí años al parecer, ni de pie puedo estar.
-Sí, todo listo para darte un baño.
-Ni que fuera tu mascota.
Se echó a reír Fernando- ¿De qué te ríes?
-Es que un tiempo atrás cuando eras mi asistente, no sé un día te dije a que organizarás una fiesta para los trabajadores y parecías una loquita corriendo alegremente organizando todo, como un pequeño chihuahua moviendo la colita y enloqueciéndose. Parecías una tierna mascota.
-Que atrevido, bueno por lo menos para ti era un chihuahua porque tú para mi eras una rata infeliz, un asqueroso insecto horrible.
-¿Ya no lo soy?
-No, digamos que ocurrió como el cuento de la princesa y el sapo, te besé y te convertiste en lo que eres.
-Que graciosa- Le tendió la mano, ella la agarró con fuerza- ¿Oye de donde andas sacando tanta fuerza?
-No lo sé-La apretó  más- No quisiera soltarte.
-Yo tampoco- La condujo hasta el baño, había apagado todas las luces, solo iluminaba el sitio el camino o arreglo de velas que organizó.
-Fer, ¿a qué hora hiciste todo esto?
-No lo sé, ¿te gusta?
-Por supuesto, es muy romántico de tu parte.
-Sabes que siempre lo soy- Le soltó la mano- Ahora no pensaras entrar a la bañera con ropa- La miró de arriba abajo.
-Date la vuelta.
-¿Es enserio?
-Date la vuelta.
-Okey- se giró, ella rápidamente se desvistió a las espaldas de él, quedando como la Eva del paraíso. Dio unos pasos y se introdujo en la bañera.- Ya puedes voltear.
-Ya- Se giró- no es justo, ya estas dentro.
-Este lugar es bastante espacioso- Lo evadía.
-No me evadas.
Se echó hacia atrás y se apoyo en la bañera- Mejor ven aquí dentro.
Esa velas que coloco él habían sido una excelente idea, era una ambiente de ensueño, esa noche había un toque de magia, el movimiento de las pequeñas llamas reflejado en las paredes y sus sombras daban algo de misterio.
-¿Qué esperas?
-Se quedo en silencio e inmóvil.
-¿Qué tanto miras?
-Eres tan... Sexy
-Me dices que soy sexy en el momento que menos me siento así, te haces amar, querido.
-Lo eres- Se acercó y arrodilló un poco para quedar cara a cara con ella.
-Y ¿tus intenciones son solo ayudarme con mi baño?
-Que cuando me meta en la bañera seguro ya no serán otras, provocas, provocas y despiertas lo inimaginable- Le estaba susurrando en el oído.
-Sí, continuas así el agua terminara por evaporarse.
-¿El agua es la que arde o tú?
-Entra y lo sientes.
Fernando estaba sin camisa, solamente con sus pantalones deportivos, agarro una toalla, se la acomodo en sus caderas, deslizó sus pantalones y bóxers.
-¿Por qué no dejas que yo te vea?
-Hiciste lo mismo.
-Buen punto- Movió sus labios estirándolos un poco y asintiendo con su cabeza.
-No pensaras entrar con la toalla.
Se sentía algo avergonzado si se quitaba la toalla dejaría a la luz su masculinidad erguida, se alejo unos pasos, se suponía que era un ambiente romántico por el momento, no tan pasional.
-¿Qué ocurre?
-Nada.
-Entonces.- Se quitó por fin la toalla, se sonrojó, ella por el contrario lo miraba con mucho interés fijamente a sus ojos...
Se introdujo en la enorme bañera, la acomodó sobre sus piernas mientras las estiraba para que se poyara sobre su pecho y abdomen, su rostro muy cerca al cuello de él.
Ella se movió un poco más hacia arriba y alcanzó los labios de Fernando, uno romántico... ella tomó un musculoso brazo e intento acobijarse con el, él le besaba los cabellos, poco a poco se iban desmoronando  como migajas bajo el agua.- Esto es mágico no sé, Fernando, de verdad aprecio tanto lo que estamos viviendo. Crees que algún día termine, dice que todo tiene un final.
-Los finales no existen en las historias de amor, en los cuentos dicen y vivieron felices por siempre y FIN, pero ves que son cuentos. Lo de nosotros no es un cuento.
-Te amo.
-Te amo.
-¿Que amas de mi? Hace unos meses atrás representaba lo que menos te gusta de una mujer.
-Te equivocas, te las enumeraré: Amo tus besos, tu sonrisa, tus ojos, tus cabellos, tu actitud, tu personalidad, tu corazón, tu voz, todo, todo produce debilidad en mi-Le susurraba al oído, el cuerpo de ella cada vez era más rígido, estaba más ardiente y el romántico.
Él bajó sus manos lentamente hasta llegar a sus muslos por la parte de abajo, acarició con sus dedos, una corriente la atravesó y se erizó completamente.-Fer...
-Lo sé, quieres ronronear, pero prometí darte un baño- Agarró el jabón líquido, aplicó unas cuantas gotas sobre una espuma.
-Me siento nuevamente como tu mascota.

Diseñame en LX díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora