Capitulo 31

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-Axel, ¿qué demonios haces aquí?.-Su voz era de sorprendida algo más que obvio, su sangré comenzó a helarse, estaba plantada en el suelo totalmente tensa.
-Lucero eres tú, si te pude encontrar.-Se escuchaba alegre de haberla encontrado.
-¿Encontrarme?-Abrió sus grandes ojos, creía que la vida le estaba jugando una broma por haberlo mencionado tantas veces... Y no estaba fuera de la realidad, ese par de ojos grises solo podían ser los de él,  ojos inconfundibles, seguía igual que antes.
-Tenemos que hablar.-Le insinuó con algo de timidez, sin bajar la mirada porque al igual que ella, él también estaba analizando su físico en medio de todo y la encontró más hermosa que hace unos años, pero esos ojos inocentes castaños eran los mismos.
-¿Hablar ahora, qué haces aquí en mi casa?-Preguntó algo molesta.
-Es urgente lo que tengo que preguntarte, plantearte o decirte.-Replicó en una tonalidad suave aunque desesperada.
-¿Decirme tú a mi? ¿tienes idea de hace cuánto no nos vemos?-Esos ojos castaños estaban tensos y se llenaban de ira.
-Por eso, es importante lo que tengo que decirte.
-Qué ocur... ¿AXEL?-Apareció en escena Fernando, se preguntaba el por qué Lucero no regresaba.
-Fernando, buenas noches.
-¿Qué haces aquí?-Estaba igual de sorprendido que Lucero.
-Necesito hablar con Lucero.
-¿Lucero quieres hablar con él?-La sujetó del brazo y la trató de ocultar, como si tratara de protegerá o alejarla
-No, no ahora no, no sé qué decirle.-Entró a la casa.
-La escuchaste, no quiere.
-Pero necesito que me diga si tengo un hijo.-Esas palabras volcaron su mundo y la hicieron dar unos pasos en reversa.
Lucero no tenía la menor idea de cómo responderle, optó por no responder, como cualquier madre pensó en que podía quitárselo:-No es momento de hablar, no te esperaba, ¿es qué se te olvida que me dejaste?  te olvidaste de mi, vete Axel.
-No me marchó hasta que hables conmigo.
Ella sintió el desespero en sus palabras, guardó silencio, trato de pensar, algo imposible en el momento, estaba bloqueada... -Hablemos mañana, te espero aquí, pero vete, vete...- Le cerró la puerta con brusquedad.


-Fernando, Axel aquí... -Ella temblaba de pies a cabeza, cubría su boca con su mano izquierda...
-Lo sé estoy igual de estupefacto.
-Sabe de la existencia de Iker, a eso vino.-Se aceleró a plantear una respuesta para la situación.
-Lucero tú sabías que eso podía ocurrir algún día.
-Lo sé, pero justo ahora, pero cómo se enteró si jamás me llamó desde ese día que nos vimos por última vez en el central park.-Las preguntas se juntaba en su cabeza como una especie de torrente.
-Tus redes sociales, amigos, no lo sé.-Trataba de darle respuestas obvias.
-¿Qué crees que debo hacer?-Tomó asiento y trato de atraer un poco de calma y serenidad.
-Primero calmarte y habla con él, es lo ideal.
-No será fácil, sé que es malo tener sentimientos de rencor y odio pero yo por ese sujeto siento eso, aún no perdono lo que me hizo, me abandonó cuando más lo necesitaba, fue un maldito egoísta.-Las lagrimas bajaban por su rostro, era obvio a esa coraza frágil la hirió de nuevo él...
-Pues es el momento que tienes para sacar todo eso, liberar tu corazón de esa presión con las que has cargado durante este tiempo, enfréntalo.
-Y luego qué, tengo que presentarle a nuestro hijo, me refiero a nuestro de nosotros Fer tú y yo, él solo fue el que puso su esperma, el que engendró, nada más
-Tranquila, no voy a enojarme por la decisión que quieras tomar, si quieres ocultarle no hay problema,  aunque NO es lo correcto, si quieres contarle la verdad igual cuentas conmigo. –Levantó su rostro sosteniéndole su barbilla y centrando su mirada en la de ella.
-Todo estaba tan bien, tan estable en mi vida, nosotros, los niños y ahora no sé por qué me siento aturdida.
-Porque no esperabas a tu pasado...
-Él me hizo daño, ¿cómo puede ser capaz de aparecerse?
-No llores bonita, no...
-Es que has de cuenta que hubiera abierto heridas que creí había cicatrizado y ahora estuvieran al rojo vivo.
-¿Te sientes herida?-Preguntó con bastante interés.
-Sí, pasaron tres años... es cierto que me sentía muy feliz, es más no hay motivos para no estarlo, pero, no, no lo entenderías, nunca lo viviste. NUNCA, solo yo sé de mis heridas.
-No...-Respondió a ese regaño y bajó su cabeza- Lo siento.
-Lo siento yo por mi actitud, si tú solo te has portado de manera maravillosa amor de mi vida.
-Amor de mi vida... Te amo y respaldo tus decisiones claro que las estúpidas no y lo sabes más que nadie, estoy también para protegerte y si Axel te asusta no te preocupes él no te volverá a hacer daño.
-Estoy segura que tú no permitirás que me hagan daño, gracias...
-Que bueno que lo tengas presente.
-Y mejor vamos a la cama.-Lo tomó de la mano suavemente y le dio la orden da caminar hasta el cuarto.
-No dormirás en toda la noche pensando y me desvelaré contigo.
-Fer... No creo posible poder enamorarme más de ti pero parece que si puedo.
-Ven vamos al cuarto, descansa sobre mi pecho, déjate abrazar y consentir un momento.
-¿Por qué tú no eres el padre biológico del niño? todo hubiera sido distinto.
-Porque así lo quiso la vida, así no lo creas el cretino de Axel te hizo un regalo extraordinario que tendrás de por vida o mejor tendremos.
-Tienes razón, no concibo mi vida sin Iker, es imposible imaginarme la vida sin él. Como te dije un día, volvería a vivir mi historia las veces que fueran necesarias solo para tenerlo a él.

Diseñame en LX díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora