Una mujer de tez blanca y cabello castaño claro con visos rubios, que solía caminar cada fin de semana o cuando se deprimía por la quinta avenida cargando con sus frágiles brazos cientos de bolsas que llevaban el logotipo de alguna casa de moda reconocida como Gucci, Kenzo, Louis Vuitton, Versace o Carolina Herrera, dueña de los rasgos y el cuerpo ideal para lucir esos carísimos vestidos y atuendos que eran presentados en las pasarelas de parís, New york , Tokio o Milán en sus semanas de moda, solía acompañar sus pasos con unos altos tacones de 12-15 centímetros en adelante, sus favoritos: los de suela roja, un bolso tal vez Chanel o Marc Jacobs sus preferidos, y el toque perfecto se lo daba un exquisito perfume de marca italiana. Su periódico diario o pan de cada día solían ser revistas como Vanity Fair, Vogue, Glamour, In Style, las leía en las mañana mientras tomaba su té ingles y tenía la vista de un paradisiaco jardín mantenido por un batallón de jardineros, le encantaba observar esa hermosa fuente esculpida que llevaba a una especie de diosa griega similar a Afrodita esculpida por un artista italiano, mismo que diseñó el interior de su impecable hogar con arquitectura inglesa, antiguo y vanguardista a la vez, pequeña mansión de 10 habitaciones era como la versión mini de alguna zona de palacio de Buckingham de Inglaterra.Estaba hojeando una revista, esa mañana era radiante, el sol impresionantemente vibrante y así sentía ella su actitud, se sentía como un hermoso sol, miro el reloj de su pared hecho en cedro- 10:30, está tarde, Axel debe estar esperándome hace horas en su casa, Axel... no cabe duda que es el hombre ideal, encontrarlo fue una gran bendición.
-¿Quién es un bendición, niña?- le dijo una señora de edad, aparentaba tener unos casi sesenta años, con cabello canoso, baja estatura, piel morena, chapada a la antigua, pero que a metros se podía sentir su amabilidad y calidez, Victoria, su nana, su compañera y especie de segunda madre, desde que Lucero comenzó a tener uso de razón siempre sintió su compañía.-Me asustaste nana, primero golpeas la puerta antes de entrar.
-Venía a recordarte tu cita.
-Ya estoy lista, Axel debe estar esperándome, hoy le llevo mis diseños para escuchar su opinión, sabes que he pasado meses haciendo esta colección, mi primera colección, ¿no te emociona?
-Claro que me emociona, si ya eres toda una diseñadora de modas.
-Todavía no me graduó de la academia de diseño, me restan unos meses, pero me siento como una. Y dime algo, ¿me veo bien?- Se giraba mostrando un vestido color rosa pálido de Chiffon, con escote en V, en dos tiempos y de largo hasta la rodilla haciendo juego con unas sandalias de color beige atadas en el tobillo por una pulsera, de accesorios un reloj de Cartier color plata y un collar de pequeñas perlas. El outfit de estilo romántico primaveral.-Te ves como la reina de la primavera, estás preciosa.
-Siempre dices lo mismo, no se vale.
-Es la verdad, Axel Levine es un afortunado.
-No yo soy la afortunada, él es el hombre idealSalió de su casa en el auto que le regaló su padre de cumpleaños un Mercedes-Benz S63 AMG de Color plata, prendió el radio y Maroon 5 con "Sunday Moorning" se hacía presente en su trayecto hasta la casa de su novio, manejaba tranquilamente, mientras esperaba el cambio del semáforo- Dios, ¿qué esto? no puede ser, qué horror, no me fijé y mi manicura es un asco, ¿a qué hora se me partió mi uña?- se distrajo con su arruinada manicura, el semáforo había cambiado a verde, ella no aceleró y otro automóvil golpeo bruscamente el suyo por la parte trasera.- Genial, y ¿ahora qué bestia me golpeo?- se bajó de su auto.
-Qué no se fija, vieja distraída.
Vieja, me llamó vieja.- Vieja la más anciana de tu casa imbécil, mire cómo me dejó el auto.
-Yo no tengo la culpa que la muñequita Barbie no haya acelerado, la parte de delante de mi auto también se arruinó.
-Pero es su culpa- Ella se quitó los lentes oscuros y tenía un guapo hombre de frente y ese atractivo hombre tenía una preciosísima mujer nunca antes vista, ante sus ojos, ambos se quedaron en silencio un rato. Era un cruce de miradas de esas que son fantasía, inventan colores y dibujan paraísos.
-Disculpe señorita, la culpa fue mía entonces.
-Que, bueno que lo reconoce, señor...
-Fernando, me llamo Fernando- él le dio su mano, ella ignoró ese gesto y lo miró con arrogancia.
-Mire voy de prisa señor, no me interesa llegar a arreglos con usted, ya me marchó.
-Que arrogante mujercita.
-Qué dice.
-Nada, cómo es su nombre.
-Me llamo Lucero, lo dijo mientras se ponía de nuevo sus lentes y se subía en su auto. Arrancó a gran velocidad y él quedó con su BMW estrellado, pero mirando ese auto que se alejaba como un completo idiota- Lucero, eres hermosa, lastima tu actitud, pero eres hermosa, espero que nos volvamos a encontrar... Por favor, esto Nueva York, es enorme.