Fernando se quedó un rato más al lado de su auto en silencio, reflexionado acerca de lo ocurrido, miraba al techo, rascaba su cabeza y no sonreía... De repente una curvilínea silueta y unas largas piernas se acercaron.
-Mira imbécil, eres un soquete, un asqueroso insecto. Pero yo, yo me enamoré perdidamente de ti, y si, si quiero ser tu novia.- La tomó por su pequeña cintura y la acercó- Yo también me enamore de ti, hermosa hada, me haces el hombre más feliz...- el momento debía ser cerrado por un roce intenso de sus labios que se convertiría en un beso exorbitante para ambos, su primer beso como pareja de novios.
-¿Por qué lloras?
-No lo sé, esto es tan extraño, no creí que sucediera.
-Yo tampoco creí encontrar a una mujer como tú. Y creo que tú y yo estábamos destinados, desde aquel choque de autos que tuvimos.
-Nunca te lo digo, pero esa noche lluviosa, me salvaste la vida, no solo a mi, sino a mi bebé, sino hubiera sido por ti, seguramente ese auto me hubiera arrollado.
-Ya que mencionas a tu hijo, permíteme acercarme más a él, quiero ser su figura paterna...
-¿Hablas enserio?
-Muy enserio, nunca jugaría con lo más importante que tiene la mujer que quiero.
-No quiero que pienses que quiero que la hagas de padre con mi hijo, no, yo no ando buscándole padre al pequeño.
-Nunca se me ocurrió algo así.
-Dejemos que el tiempo haga su trabajo, y muchas gracias por todas esas lindas palabras, solo espero que no las borres con tus acciones.
-Olvida al Fernando patán, ahora solo existirá ese Fernando del que te enamoraste.
-Lo olvidaré entonces mi Fer.
-Soy tu Fer.
-Si, solo mio, nada mirar a esas modelos y a ninguna mujer, soy celosa, lo advierto soquete.
-No creo que en el nivel que yo lo soy, ya lo verás.
-¿Seguiré siendo tu asistente?
-Claro, es un compromiso que tengo con tu padre.
-Hacer dos roles a la vez, será desgastante...
-Qué te parece si dejo que tu jornada de trabajo termine por hoy.
-Estupendo.
-Ven, que te parece si vamos a mi casa, tomamos una copa de vino, vemos la ciudad desde ahí, te beso, te sigo besando...
-Adelante.La nueva de pareja novios se marchó hacia el departamento de Fernando, uno ubicado muy cerca del central park en un veinteavo piso con la vista a toda la hermosa ciudad cosmopolita, al llegar al lugar Lucero husmeó el sitio, era enorme, tal vez no terminaría de recorrerlo, tenía una pregunta en su cabeza ¿Por qué algo de tan gran magnitud para un hombre soltero?
-¿Fernando, vives solo?
-Con Milo, sabes que está cachorro solo duerme y la señora de limpieza solo está en las mañanas.
-¿Por qué compraste este Pent-house tan enorme?
-Lo compré pensando en la supuesta familia que algún día espero formar y me convenzo que se aproxima ese momento.
-¿Tienes fe en que lleguemos tan lejos?
-Qué convencida eres, sabes que lo dije por ti. Espero que juntos lleguemos muy lejos.
-Nada me haría más feliz.Fernando caminó hasta la cocina, del refrigerador sacó una champaña helada, dos copas, le entregó una a ella.
-Era una copa de vino ¿no?
-celebro con champaña.
-¿Qué celebramos?
Destapó la botella con gran astucia, volando el corcho unos metros lejos de él:- celebramos que voy a amarte.
-Yo también voy a amarte.
-Pero no como yo.- Le sirvió el espumoso contenido en su copa.
-Y ¿cómo me amaras?- Se posicionó detrás de ella, corrió un poco el suave cabello de Lucero a un lado, se acercó a su oído, ella sintió un cosquilleo, su piel comenzó a erizarse al escuchar esa interesante voz masculina decirle unas palabras románticas:- pues te amare entre horizontes y praderas, entre mares y cascadas, entre huracanes y brisas. Ella comenzó moverse un poco hacia atrás-resultaste poeta, cariño. –No lo creo, es parte de un poema que aprendí hace años- No importa, se escucha muy bien. Los carnosos labios de Fernando lentamente se posaban en ese blancuzco, largo y sensual cuello, por cada beso que daba hacia una pausa fue de abajo hacia arriba hasta encontrarse con su boca, el elixir de esos besos la estaba haciendo temblar un poco, flaquear sus piernas, cerrar sus ojos, y comenzar a subir la temperatura corporal. Se separó de ella, le dio a beber de su copa:-Sera mejor que te hidrates un poco, para la temperatura que tenemos es necesaria- Ella se sonrojó, quizo ronronear como un gato- Tú deberías hacer lo mismo, pero mejor bébela de mi boca, Fer- Dio un sorbo. Esa frase, esa voz ronca, hizo una explosión pasional dentro de él, que corrió a su boca.