Solo era cuestión de unos segundos para que el más sensato en ese efervescente momento detuviera la situación:- Qué estamos haciendo, Ey detente-
-¿Qué ocurre, Oliver?
-Que no me quiero tener sexo contigo.
-Estás loco, cómo dices eso.
-Respóndeme algo sinceramente, sé que no sueles mentira, así que mírame y responde- Enmarco su rostro con sus manos- ¿Estás pensando en Fernando?
Guardó silencio, quedó pensativa, bajó su mirada, asintió con su cabeza- No te puedo mentir.
-Lo ves, estas cometiendo un error, estoy seguro que te arrepentiste de haberme besado en las Vegas, no quiero pensar como te sentirías si ocurre.
-Por qué haces esto, pensé que te gustaba, no es el momento de hablar.
-Sí lo es, quiero hacerte aterrizar, escogí un mal momento y soy culpable de lo que ocurre.- Le pasó su blusa- Ten vístete, cubre tu desnudez.
Ella lo obedeció algo apenada:- Perdón.
-No, yo soy el que me estoy aprovechando de ti, así no lo creas estás vulnerable.
-Claro que no.
-Lo eres y porque te quiero detengo esto.
-Si me quisieras terminarías este asunto.
-Mira niña, no me quieres, nunca me vas a amar es absurdo que hagas el amor para luego arrepentirte, tu lugar no es a mi lado y lo sabes.
-Acaso no es claro que intento sacar a Fernando de mi vida, él que me hizo daño.
-Nunca lo voy a excusar, no hay razón para llegar a entrar en un estado de violencia menos con una mujer como tú pero eras feliz a su lado y no creo que yo o ningún otro hombre logre eso.
-Por qué estás tan seguro.
-He vivido más años que tú, conozco más de la vida, conozco de mujeres, es evidente que lo amas a él, lo extrañas.
-No es cierto.
-Lucero, me acabas de decir que mientras era yo el que te estaba besando, acariciando febrilmente estabas pensando en él, ten coherencia por favor.
Tomó un cojín sobre sus piernas, se acomodó al lado del sofá:- Está bien no me hago más la tonta, por más que trate es casi imposible que yo...
-Que tu dejes de pensarlo, añorarlo, quererlo, amarlo?
-Exacto, pero...
-Pero nada, yo te quiero, lo sabes, como cualquier hombre que tenga en sus manos quiero acostarme contigo, pasar un momento divertido, eso complicaría tu existencia. Ven- La acercó a su pecho, besó sus cabellos.- Haz de cuenta que adelante seré esa persona que cuidará de ti, un amigo incondicional que te ayudara a que seas feliz, a que puedas solucionar ese gran problema de tu vida amorosa.
-Es imposible.
-No hay imposibles.
-¿Qué sientes por mi?
-No te amo, como se diría vulgarmente tengo ganas de ti pero te quiero, siento un cariño enorme por ti, te veo como un niña vulnerable.
-Odio que piensen que siempre soy una niña vulnerable, no lo soy, solo tengo un corazón frágil.
-Discúlpame por decirte "Niña vulnerable" y tú corazón tiene una coraza débil más no es tan frágil de hecho pienso que es muy valiente, es el de una madre...
-Gracias- A Lucero le fascinaron esas palabras de Oliver, lo miró con sus ojos brillosos.
-Mira, regresa este anillo a tu dedo- levantó el anillo, más diamante que anillo y se lo entregó- Pero entre él y yo no hay nada.
-Si lo hay, hay una historia que continuar.
-Olvídalo.
-Como quieras niña, gracias por este momento tan espectacular, será inolvidable... Has sido la mujer más espectacular que he tenido encima de mí.
-Me imagino que has tenido un harem de mujeres hermosas en tu cama.
-No te equivocas, ¿y tú?
-Yo, yo solo he estado con dos hombres, el padre de Iker y el...-Echó un suspiro.
-Amor de tu vida.- Le guiño el ojo.
-Ahora y tú por qué no tienes novia estable, una familia por ejemplo.
-Soy un amor imposible, lo mío no son las relaciones eternas, menos los matrimonios todas cosas tienen fecha de caducidad para mi, jamás podría darle ninguna clase de estabilidad a una mujer.
-Por qué, tú parecer una persona estable en todos los sentidos.
-No lo soy. Más estabilidad tienes tú.
-Eres un desastre entonces, estabilidad es una palabra que apenas conozco y un campo que empecé a explorar no por mí, sino por el niño que está durmiendo en ese cuarto.
-Hablando de niños yo jamás tendría hijos, me parece algo arriesgado solo los valientes se atreven a hacerlo, que valiente niña eres.
-Por qué dices eso.
-¿Por qué? La palabra de la noche. Mejor dejemos de cuestionarnos, será mejor que vayas a tu cuarto descanses y te llamaré mañana temprano.
-Okey gracias por el delicioso vino y compañía.
-Te quiero, no lo olvides tampoco olvides que a veces hay que olvidar para ser feliz, por eso envidio a los amnésicos y niños.
-¿Qué?- Lo miró confusa.
-Un ejemplo, ¿cuándo fue la última vez que regañaste o tuviste que corregir a tu hijo?
-Ayer lo regañé porque me lanzó un juguete en la cara, lo deje solo en su cuarto.
-¿Qué hizo?
-Llorar porque estaba molesto, luego se olvidó de eso y siguió como si nada.
-¿Ves, captas la idea?
-Es diferente.
-A veces hay que ser niño.
-Sonaste a Fernando, él suele decir algo similar.
Besó su mejilla y acaricio su rostro- Adiós guapa, cuida muy bien de cómo diría Fernando su cachorro.
-Adiós Oliver.
Él caballeroso hombre se marchó, ella apagó la chimenea artificial, llevó las copas a la cocina.
-Y tu por qué me mira así tan extraño, Milo, deberías de dormir como Iker, ¿acaso me espías? Luego le vas con quejas a tu amo que me imagino extrañas, yo también lo extraño- Se acurrucó y comenzó acariciar a su peluda mascota-¿Hablarte? Estoy perdiendo lo poco de cordura que me queda.
En unos pasos llegó a su habitación, se deshizo de su ropa y sin más se introdujo bajo esas sabanas de satín negro casi grisáceo un tono muy sensual y enigmático para la gran soledad que se sentía en esa cama, habitación y resto de casa, no tenia sueño, la falta de sueño se le había hecho costumbre, ni las jornadas como madre y de su trabajo la agotaban al punto de hacerla dormir, sus pensamientos y reflexiones nocturnas eran más fuertes.